Por Obed Campos
Samuel, tantéate, porque la ciudadanía puede mandarte al infinito… y más allá…
A casi un mes de la asunción al gobierno de Samuel García Sepúlveda, como que la celebración ya nos está dando cruda a los nuevoleoneses. Tanto, que de verdad a la gente seria ya le preocuparon los últimos papelitos de Samuel y su esposa Mariana, la más influyente de los influencers.
La pareja usó sendos disfraces para aparecer en público, ella, montada en los hombros de su marido con unas alitas y un vestido de Cenicienta y ahora con una botarga de dinosaurio y él, como el personaje de Buzz Ligthyear de la película Toy History, dejan por los suelos la investidura del cargo del joven gobernador de Nuevo León.
“De verdad qué flojera , creo que Bely y Beto gobernarían mejor”, comenta una de mis hermanas mientras pregunta si, pese a la crisis, las arcas del gobierno de Nuevo León no tienen presupuesto para contratar un payaso profesional.
Porque de eso se trataba que Samuel García y su esposa, quien es titular de la oficina “Amar a Nuevo León”, Mariana Rodríguez, presumieron en las redes sociales sus nuevos disfraces de Halloween, que se pusieron para llegar a la fiesta organizada en honor de los niños del DIF Capullos de Nuevo León.
Lo que yo pienso es que Nuevo León tiene muy buenos cómicos y muy buenos payasos y botargas, pero lo que le urge al estado y al pueblo es un buen gobernador, no alguien que se la pase en fiesta infantil eterna.
Digo, para ese caso ahí están Bely y Beto, los dos animadores infantiles, estrellas de la televisión de Multimedios y por mucho, campeones de la diversión de todos los niños regios, quienes, por cierto, fueron reconocidos con una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
A lo mejor Bely y Beto tendrían un más serio y mejor programa de gobierno.