Por José Jaime Ruiz
¿Hay qué revisar lo que gastan nuestras empresas en el consumo y el consumismo de agua? Sí. Nuestro gobernador, Samuel Alejandro García Sepúlveda, tendrá que poner atención. Pocos antecesores lo hicieron, salvo Alfonso Martínez Domínguez.
Desde hace tiempo se puede leer en La Jornada:
“Cinco empresas embotelladoras de refrescos concentran la extracción de agua en la entidad: Bebidas Arca, Bebidas Mundiales, Casa Guajardo, Compañía Topo Chico y Grupo Embotellador Noreste. Estos consorcios extraen del subsuelo cuatro millones 783 mil 345 millones de metros cúbicos anuales, cuatro veces más que lo autorizado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para uso doméstico en toda la entidad, que representa un millón 33 mil 950 metros cúbicos al año.
“Asimismo destacan por tener permitido obtener más de un millón de metros cúbicos anuales, y hasta dos millones en títulos individuales, Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, Alfa Subsidiarias, Industria del Álcali, Hylsa y Ternium México. Con sus siete concesiones, pueden utilizar diez millones 506 mil 256 metros cúbicos de agua subterránea.
“Así, las industrias cerveceras y refresqueras usan cada año diez millones 129 mil 522 metros cúbicos. Otros giros como cementeras, acereras, y de otro tipo, consumen 19 millones 528 mil 985 metros cúbicos, según el activista Raúl Ángel Rubio.
“Durante el más reciente periodo de sequía en Nuevo León, que inició antes de octubre pasado, el gobierno estatal anunció sanciones contra personas que hagan uso inadecuado del agua. Lo que no comunicó fue si se aplicarían medidas equivalentes a segmentos industriales consumidores de líquido.
“El consejo de administración de Arca Continental, productor de la famosa agua Topo Chico, emblema de Nuevo León, se compone por al menos 12 personas, varias de ellas pertenecientes a la misma familia, que recibieron concesiones por tres billones 218 millones 209 mil 500 litros anuales, lo que permitiría cubrir el derecho humano al agua de las 91 mil 195 personas que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, no tienen servicio de agua potable en Coahuila.
“Eso sin contar que filiales de la empresa, como Bebidas Mundiales, acumulan concesiones por más de 12 millones 713 mil litros de agua al año”.
No sé si esta denuncia sea cierta. Lo que sí sé es que la industria de Nuevo León trabaja en contra de los ciudadanos de Nuevo León. Son depredadores de cerros, de agua, de aire. Al analizar sus discursos, Samuel Alejandro es un empleadillo de los holdings, de los consorcios extra-regios y regios. Samuel Alejandro trabaja para los empresarios, no para los ciudadanos.
El posible impuesto verde lo pagarán los ciudadanos, no las empresas contaminantes; la movilidad la pagarán los ciudadanos, no el gobierno y las empresas jalisquillas; la salud es federal, no estatal; hasta ahora, Samuel Alejandro, evocando paródicamente al enorme escritor José Alvarado, es un gobernador de tepalcate: un objeto, un sujeto inservible.
Cantadito, a las primeras de 4T, cambió su discurso del federalismo fiscal, se hincó ante Andrés Manuel López Obrador. Cantadito, se destacó sumiso ante Cemex y su ¿nuevo? estadio. Calladito, deja impune al Bronco por mantener a Carlos Garza Ibarra en Tesorería y a Aldo Fasci en Seguridad. Mandilón, Mariana cogobierna.
¿Para qué enumerar errores? Samuel Alejandro es el Error y, se sabe, los errores no se entienden. Difícilmente, suman. Y, sin embargo, se consumen. ¿Por qué ya no hay alegría en el rostro de Samuel Alejandro? Porque gobernar disminuye.
@ruizjosejaime