Por Félix Cortés Camarillo
En los terrenos de la Ciudad Universitaria de Albacete, cuyas navajas eternizó García Lorca en su «Romancero Gitano», se levanta un monumento a las Brigadas Internacionales de la Guerra Civil Española. En número de entre cuarenta y cincuenta mil hombres –y algunas mujeres– que provenientes de más de cincuenta países, en 1936 se sumaron voluntariamente al pueblo español para luchar en defensa de la República y en contra de la rebelión de Francisco Franco.
No es raro que esa memoria se haga en Albacete, eso en Castilla-La Mancha: ahí estuvo el cuartel general de los brigadistas internacionales. Ahí se entrenaron y de ahí salieron a combatir en la defensa de Madrid, y a las batallas de Guadalajara, Teruel, Aragón y el Ebro entre otras. Más de quince mil de ellos murieron en batalla. Otros en los campos de concentración del franquismo o de Hitler, luego de la derrota de la República.
La participación de unos quinientos mexicanos en esas brigadas, y en general la política mexicana hacia España en esa dolorosa etapa, son motivo de orgullo para nuestro país. Aunque las brigadas fueron convocadas y manejadas principalmente por los Partidos Comunistas de Francia y de la URSS, sus integrantes eran de todas las tendencias políticas y nacionalidades, la más numerosa la francesa, con diez mil efectivos. En esos cuerpos de lucha estuvieron algunos que fueron luego celebridades: Willy Brandt, André Malraux, el mariscal Tito, George Orwell, David Alfaro Siqueiros o el gran cubano Wilfredo Lam.
Paralelamente combatieron en esa guerra grupos de mercenarios o fanáticos fascistas o nazis, del lado de Franco. De esa calaña fueron los “Camisas Azules”, un destacamento alemán que fue a morir en la ofensiva a Stalingrado.
Me llama la atención como se repiten los fenómenos sociales en circunstancias semejantes. Hoy, hay más de veinte mil extranjeros que se han alistado para luchar en pro de Ucrania, en este renacer de la solidaridad internacional. Los primeros voluntarios han llegado de Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia, Lituania, México y la India. El gobierno de Letonia apoya la idea. El de Dinamarca informa a sus ciudadanos que no es ilegal ir a combatir y el de Canadá advierte que es una decisión individual que cada quien puede tomar libremente. Simultáneamente, Rusia no ha enviado solamente a su ejército a invadir Ucrania: ha llevado también legiones de mercenarios de las regiones que domina en torno a Bielorrusia y Ucrania. Mientras todo esto sucede ha trascendido de que Vladimir Putin ha sido engañado por sus propios militares. Le prometieron una Blitzkrieg que no tomase más de cinco días en dominar el país entero, derribar a Wolodomyr Zelenski e instaurar un gobierno pelele. No ha sido así, y muchos esperamos que no lo sea.
El río Dniéper, que cruza la ciudad de Kyiv, no será otro Ebro, en donde se libró la batalla decisiva para el fin de la República Española.
PILÓN PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Yo le recomiendo al presidente López que nos diga con verdad lo que le reclamaron ayer el señor Kerry, enviado del presidente Biden y los empresarios energéticos que le acompañaron. Porque ellos sí lo van a contar….
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