Por Erika González Ehrlich
Después de la votación que se registró en la cámara de diputados sobre la reforma eléctrica, en la que Morena y sus aliados emitieron 275 votos y no alcanzó los necesarios para ser aprobada, nos enteramos que en ese poder legislativo nos sobran 223 traidores a la patria, a quienes se acerca el momento de cobrarles la primera factura por su traición.
El 5 de junio de este año habrá elección para gobernadores en 6 estados del país en los que vamos a volver a ver al PRI, PAN, PRD y MC, pedir cínicamente el voto como lo hicieron para poner a sus diputados en la cámara, sólo para terminar traicionando a los que creyeron en ellos.
En el pasado había ciudadanos que todavía tenían esperanza de un comportamiento honesto por parte de esos candidatos emanados de partidos que se convirtieron en cárteles de la traición, una vez que accedieran al poder. Hoy no existe duda alguna sobre esto. Sabemos que el origen podrido que los alberga como militantes en esos partidos, no les permite pensar más que en su propia conveniencia.
Trabajan para los grupos de poder o de dinero con quien pueden conseguir sobornos, privilegios personales, negocios sucios y en el peor de los casos, se coluden con bandas del crimen organizado para beneficiarse económicamente, permitiéndoles operar con impunidad.
Su naturaleza es la simulación para perpetrar la traición a los intereses de los ciudadanos que los eligen y si son descubiertos, los traicionan sin pudor a la vista de todos, como lo hicieron descaradamente en la cámara de diputados, así como en tantos estados donde los exgobernadores de estos partidos han tenido que ser perseguidos por un sinnúmero de delitos.
En este contexto, decir que no se les puede calificar igual a todos solamente porque pertenecen a un partido u otro es incorrecto. Para entenderlo tenemos que hacer una comparación coloquial pero certera. Un partido político es como un equipo de futbol; tienen una filosofía, un objetivo, una estrategia y un sistema de juego. Mientras un jugador esté en ese equipo, o un militante en ese partido político, tienen que actuar dentro de ese marco de reglas que les son dictadas desde su equipo o su partido.
Hay que entender que cuando hay una elección se vota por el partido, por el candidato y por el programa de gobierno; sin embargo el candidato está sujeto a las reglas del partido en el que milita y el programa de gobierno sirve a los intereses que el candidato, así como al partido que representan.
No existe un candidato que defienda los intereses del pueblo y que al mismo tiempo milite en un partido que le da preferencia a los intereses de los grupos económicos. Si estás en el PAN trabajas para los empresarios de la oligarquía y punto. Si estás en el PRI, en el PRD o en MC, trabajas como palero del PAN para el mismo propósito. Ya lo vimos con toda claridad en el tema de la reforma eléctrica.
Hoy que sabemos quiénes son, como actúan, cuáles son sus intereses, sus intenciones, es momento de cobrarles la traición en el proceso electoral que se desarrollará el 5 de junio próximo.
Vamos a ver y a escuchar programas de gobierno y discursos de todos estos simuladores que prometerán las perlas de la virgen en beneficio de sus electores. Si cometemos el error de darles el voto, cuando estén en el poder nos clavarán un puñal en la espalda y buscarán hacerse millonarios sin importar a cuántos ciudadanos perjudiquen. Ni un voto para los traidores a la patria.
Como dijo el jurista romano Ulpiano: “Justicia es el hábito de dar a cada cual lo suyo”.