Por Francisco Tijerina Elguezabal
“El arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta.” // Herbert Von Karajan
Una orquesta, un equipo de trabajo o un gobierno, requieren por igual de un director, de alguien que marque el ritmo y que imprima la intensidad necesaria para que el producto final, sea cual sea, cumpla con su propósito.
El asesinato y hallazgo de los restos de Debanhi Escobar ha pasado de ser un tema de seguridad a convertirse en un cadalso, una olla de presión alimentada por intereses de partidos y políticos y una crisis mediática en la que se busca, sea como sea, que ruede la cabeza de una o varias personas en un afán de venganza, venganza que no le devuelve la vida ni resuelve el problema de fondo, pero que aplaca a las fieras.
Hoy por hoy los reflectores apuntan al último eslabón de la cadena, la Fiscalía General de Justicia, pero también a la Secretaría de Seguridad Pública Estatal y de paso al Gobernador Samuel García. Sin embargo hay otros actores a los que nadie ha mencionado, me refiero a las policías municipales cuya función es la de, al igual que Seguridad Pública estatal, la de prevenir la comisión de delitos.
De la misma manera existe un problema social que es necesario atender desde las distintas instancias gubernamentales: la descomposición social y de las familias; el prevenir desde la casa estas situaciones y enseñar a nuestros hijos a cómo evitar ser víctima de casos así.
A pesar de todo el dolor y el drama que se vive, a nuestros políticos lo que en realidad les duele es la exposición pública y es por el deficiente manejo que ha tenido la comunicación gubernamental en su conjunto que afirmo que existe un desconcierto, un verdadero caos en el que nadie, nadie, se ha preocupado por el control y manejo de la crisis.
Una de las primeras reglas en el manejo de crisis es el control de la información y está claro que aquí no existe. Respetando la separación de poderes y la independencia de las instancias, es fundamental que alguien tome la batuta y ponga orden en la orquesta, recopilando y analizando la información, diseñando y construyendo un mensaje y ubicando los canales y vías por los que debe difundirse a la comunidad.
Nada de eso se ha hecho.
Son como músicos que intentan tocar una melodía cada quien en su tono y al ritmo que se les pega la gana y así, por muy buenos que sean en lo individual, el asunto no funciona.
Empezando por el gobernador y su fallido mensaje en sus redes sociales en donde pide le informen y le brinden a la población un “minuto a minuto” de una investigación en curso, pasando por las entrevistas de funcionarios de la Fiscalía, las reacciones y actuaciones de todos en las protestas, hasta llegar a una entrevista “light” de Aldo Fasci fuera de tiempo y lugar.
¿Quién define, quién decide quién habla, qué dice, cómo y cuándo lo difunden? Más que la desaparición de las mujeres y resolver sus casos, a los políticos les duelen los golpes en los medios, pero resulta que ni para eso son capaces de organizarse y diseñar una estrategia que les permita salir adelante.
Entre más días pasan, más se ponen en el precipicio los más altos niveles, porque como dije, los municipios y las policías están tranquilos, porque los cañones apuntan hacia otra parte.