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Por Félix Cortés Camarillo

El periódico no es solamente un propagandista  y un agitador colectivo, sino también un organizador colectivo. // Lenin ‘Sobre el papel de la prensa

Ocasionalmente en su soliloquio matutino que cada vez se vuelve más obtuso y preocupante, el presidente López dice algo verdadero. Es tan poco frecuente, que lo repite en diferentes ocasiones, venga o no a colación con el tema que se está tratando. Ayer fue un caso así, al referirse a los supuestos periodistas que, sembrados como público en las llamadas conferencias de prensa mañaneras, le hacen preguntas a modo sobre los temas que el presidente tiene planeado abordar, y sobre los que quiere fijar postura o enviar “línea” de propaganda. La función de esos selectos detonadores se hace más evidente cuando de pronto el señor López Obrador tiene la “ocurrencia” de pedir súbitamente a su equipo de producción le busquen algún documento que legitime la autenticidad de su dicho o lo ilustre. De inmediato se encuentra tal testimonial.

El presidente López ayer volvió a fijar su postura sobre el papel del periodista, que coincide con los conceptos aislados que Vladimir Ulianov elaboró entre 1901 y 1903 cuando fundó el periódico Iskra, en ruso, La Chispa: la prensa es un propagandista político. Lenin es el ideólogo, junto con Lev Trotsky, de la Revolución Rusa que se llama de Octubre aunque se inició el 7 de noviembre de 1917. Al triunfo de los bolcheviques en Rusia, esas notas fueron reunidas en un tomo de las obras completas de Lenin que se titula así, «Sobre el papel de la prensa».

Para defender a sus paleros, el presidente López recordó una vez más su diferencia con Julio Scherer, fundador de la revista Proceso a la que AMLO calificó de escandalosa: según él, Scherer defendía la tesis del periodista independiente, mientras Andrés Manuel la del informador comprometido. Dijo de nuevo, que cuando alguien se dice periodista independiente él comienza a sospechar. Suele decir, ya en la demagogia plena, que son periodistas independientes del pueblo.

Aunque lo haya dicho el presidente López, tiene razón: es cierto.

No hay periodista que pueda llamarse neutral, prístino, totalmente independiente, químicamente puro. El periodista, en tanto individuo, persona, ser humano y ciudadano, no puede serlo. Todo periodista está comprometido; con su formación personal, su código de ética, que todos tenemos uno, sus convicciones, su vocación y compromiso con la sociedad en la que vive y a la que dice servir escribiendo, hablando, emitiendo opiniones o narrativas. Puede incluso participar en grupos organizados e ideológicamente definidos, incluso partidos políticos. Con la honesta asunción de ese hecho.

Una de las circunstancias esenciales de la democracia es que la sociedad propicie múltiples opciones de pensamiento y su abierta difusión. Ya será el lector, el radioescucha, el usuario de redes, el televidente, quien ejerza su criterio, afinidad, simpatía o rechazo. 

Aunque yo no meto la mano al fuego por los actos de nadie que no sea yo, aquí debo reconocer que, al menos en lo que yo sé, el gobierno de la cuarta simulación ha sido respetuoso de las posturas y opiniones divergentes de la suya y no ha ejercido presión o chantaje, menos persecución, hacia los dueños de los medios de comunicación o los comunicadores mismos. Insultos y agresiones verbales no han sido escasos. Pero, el que quiera seguir las posturas de los paleros mañaneros, suponiendo que en algún lado publican sus opiniones y alguien las lee, muy su gusto. Muy el gusto del presidente López quien ha reconocido que somos 25 millones de mexicanos los que no estamos de acuerdo con su modo de gobernar. No me cuadran los números de este hombre. Como no me cuadran muchas cosas de él.

PILÓN PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): En Nuevo León seguimos sin agua para beber ni aire para respirar. El gobernadorcito que tenemos entiende que el verbo gobernar se conjuga como el verbo reprimir. La solución para nuestra sed es encarecer el agua; que nos cueste más para que por la fuerza del bolsillo hagamos un consumo menor. Traducido al castellano, eso quiere decir que el que más dinero tenga más agua puede gastar. Noble política social, esa tarifa “progresista”. Más le valdría un curso de lengua nacional, como decía mi tarjeta de calificaciones en la primaria.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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