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El que paga para llegar… llega para robar

Por Obed Campos

Grillos, porque no se les puede llamar políticos, de lo más “repuniosos”, como les dicen en mi pueblo por no decirles repugnantes, tienen decenios que le hallaron la fórmula: ante la antipatía de sus rostros, pues se compran los votos, así de fácil.

Con lana, en tiempo electoral, cualquier sapo se convierte en bello príncipe…

Y si en tu partido no te pelan, salta a otro, cómprate la oportunidad, que al cabo, el dinero para ti es lo de menos.

Y es así como estos “repuniosos” y “repuniosas” acceden al poder, es decir, compran las sillas, pagan por los cargos y luego luego se acostumbran —se empican, diría mi papá—.

O qué creía mi dilecto lector, lectora, que la lana que se embuten con la izquierda no la gastan con la derecha… O que le hacen caso al otro y dedican sus ganancias a la noble tarea de “primero a los pobres” y donan todo a la beneficencia.

Eso ni en los cuentos de hadas… Porque si les escarba usted un poco, hasta los “Príncipes Charming” tienen un esqueleto en el ropero, por aquello de que detrás de cada gran fortuna hay un gran crimen.

Fortuna política o económica.

Pero ni en este país ni en ninguna parte del mundo nadie se vuelve multimillonario comenzando como humilde instalador de persianas: a menos que trabaje para el narco.

Y así, como la política es un negocio como cualquier otro y, en todos los sistemas, lo que se busca es recoger ganancias tras ejercer inversiones, ojo, amigo, amiga… Enemigo, enemiga, ningún político del mundo mundial, busca alcanzar el poder para servir a su prójimo.

Es más, la palabra “prójimo” no existe en sus diccionarios. Intentan quedarse con el poder para servirse, para enriquecerse. Aún los lobos con piel de ovejas.

Mi diatriba de hoy obedece a que anochecí triste, por ver como se desmorona el poco mundo que tenemos en las manos. Al menos a los de mi generación en México, no nos ha tocado otra palabra desde 1976 hasta la fecha que no tenga que ver con el adjetivo de crisis.

Es mitad de 2022 y veo que estamos a punto de que al fin derriben todas las bardas de las cárceles, porque serán inaugurados los nuevos campos de concentración, los cuales, como ya ha sucedido en otras partes, como en Camboya, serán bautizados eufemísticamente como campos de reeducación, en los cuales acabaremos muchos “criminales de conciencia·”, cuando el “AMADÍSIMO LÍDER” alcance su tesoro, entonces sí, ahí se escuchará clarito el llanto y el crujir de dientes, de muchos y muchas de los que hoy aplauden, junto a los pocos tontos que seguimos criticando.

Y prepárese compatriota: porque entonces las desapariciones no serán cosa del crimen organizado, sino ejecuciones del poder gubernamental…

¿Estarán contentos?

¿O se irán con la finta de que entonces todos seremos “tan iguales”…?

“Tanto vendes, tanto vales…” Auté dixit.

Pudo haber dicho también:

“El que paga para llegar… llega para robar”.

@obedc
obed@scriptamty.com

Fuente:

Vía / Autor:

// Obed Campos

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Autor: lostubos
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