Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Muchas veces nace la enfermedad del mismo remedio”. // Baltasar Gracián
¿Qué hará falta para que las autoridades de Monterrey se den cuenta de algo tan evidente como el hecho de que el contraflujo en la Carretera Nacional, en el sentido de sur a norte que se coloca por las mañanas no resuelve un carajo porque simplemente no se ocupa y sí provoca problemas para quienes salen de la ciudad?
Un poco más tarde tal vez sí coadyuve a agilizar el tráfico para quienes se dirigen al centro regio, con la gente de camino a sus trabajos, pero temprano sólo es un dolor de cabeza.
Lo que nació desde la administración anterior, hay que decirlo, dejó de representar un beneficio y ahora se ha convertido en un estorbo, pero diese la impresión de que en Tránsito de Monterrey no les importa y si no les interesa a ellos, mucho menos a la fuereña que ocupa la Secretaría del Ayuntamiento y a su jefe el alcalde, que como si fuese extranjero, esas cosas no las ve ni le preocupan.
Sí, tal vez hubo un lapso en el que habilitar ese contraflujo fue una medida prudente, pero esas acciones no pueden, ni deben, ser para siempre y si las tendencias cambiaron es necesario modificar la decisión y actuar en consecuencia.
Ah pero no les afectara a cualquiera de los altos funcionarios municipales de Monterrey porque de inmediato estarían girando órdenes e instrucciones a fin de resolver el entuerto, porque piensan y sienten que la ciudad es de ellos y para ellos, y no de la ciudadanía como en realidad debe ser.
Malo cuando un parche o un remiendo se queda para toda la vida, porque se nota que es eso, una solución hechiza y no algo planeado. Así va el gobierno de Colosio, de parche en parche, de remiendo en remiendo.