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Por Francisco Tijerina Elguezabal

La violencia es el miedo a los ideales de los demás. // Mahatma Gandhi

El nivel de violencia que hoy padecemos en muchos órdenes, ha alcanzado la vida social y política de nuestro país y esto no ha sido un fenómeno que aparece de la noche a la mañana, sino el producto de largo tiempo en que las mentiras, verdades a medias, las traiciones, la falta de palabra y el honrar sus compromisos, ha provocado que hoy nuestros políticos y funcionarios públicos vivan en una guerra sin cuartel.

La polarización del país alimentada diariamente desde “La Mañanera” y el abierto deseo de medios y periodistas de cogobernar eligiendo candidatos o imponiendo funcionarios, son parte de esa nueva ola que hoy padecemos, en la que ya nadie se preocupa por guardar las apariencias y en la que los valores y el conducirse de manera correcta son cosa del pasado.

Hoy todo se vale, mentir, falsear datos, tergiversar opiniones, modificar cifras, insultar, agredir, en público y en privado, además de las redes sociales; de nada importan los resultados y el trabajo, aquí hay que jugar a las apariencias y por lo pronto hoy me encaramo y si mañana me desmienten ya veré cómo arreglo el asunto.

De una cosa estoy seguro: este nivel de crispación e intolerancia no nos conducen a nada bueno.

Los mexicanos tenemos que poner de inmediato un freno y detenernos a reflexionar sobre lo que nos ha ocurrido, el cómo estamos hoy y sobre todo hacia dónde vamos. ¿Cuál es el papel de cada quien y lo que nos corresponde hacer?

Sé que estoy intentando sembrar en un desierto y que estas palabras caerán en oídos sordos, pero creo firmemente que hay muchos más que piensan como yo y que aunque sea poco a poco, podremos ir avanzando para volver al camino del bien.

Los funcionarios de todos los niveles deben dejar de tirarse puyas y de pelear por el poder, porque su trabajo es dar resultados a la ciudadanía, no ganar elecciones; los medios tienen que dejar, de una vez por todas, de jugar a decidir quién sí y quién no puede ocupar un cargo y detener las cacerías de brujas que algunos tienen montadas simplemente porque sí.

A Juan Pueblo le corresponde el analizar con sumo cuidado el proceder de todos los actores de esta puesta en escena y obrar en consecuencia en el único instante que tenemos para manifestar de verdad nuestra decisión, que no es otro que las elecciones. Abrir los ojos, los oídos y la mente de aquí al 2024, es lo que podemos y debemos hacer y queremos cambiar las cosas.

Por lo pronto, ya basta de tanta rudeza innecesaria.

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// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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