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Por Félix Cortés Camarillo

Sería muy grave que se confirmase el temor de Héctor Aguilar Camín en el sentido de que la sugerencia del presidente López de que sus simpatizantes, que lo quieren mucho y suelen acudir en la fecha a felicitarlo por su cumpleaños, se queden mejor este domingo en sus casas y no acudan a enfrentar físicamente a los que van a marchar el domingo en defensa del INE. Parece ser, por el contrario, una provocación insinuada.

La inducción por el opuesto sugerido es un recurso frecuente de los demagogos. No se te vaya a ocurrir darle de golpes a mi opositor, aunque yo sé que por el afecto que me tienes te mueres de ganas de hacerlo. Pero no lo hagas. 

Hipocresía vil.

A pesar de esa amenaza inmanente, las dominicales marchas –porque no es solo la de la Ciudad de México- dando apoyo al eslogan de que el INE no se toca, ya han tenido éxito antes de que un pie tomara la calle: la neurótica histeria del presidente López, manifiesta en los últimos días en la torrente de vituperios, descalificaciones e insultos vulgares a los marchantes, es una evidencia innegable de que Andrés Manuel está muy molesto y muy desesperado.

El asunto es comprensible. El presidente López o sus consejeros más cercanos, ha llegado evidentemente a la conclusión de que para la sucesión presidencial de 2024 no tiene la certeza absoluta de que su candidato ganará en las urnas. No, si el árbitro electoral sigue siendo el mismo que a él le reconoció un triunfo legítimo que le tiene en su silla presidencial. Un triunfo de la oposición. No, si el presidente de la república sigue impedido de manejar el funcionamiento de las elecciones, el conteo de los votos y el dictamen de las mayorías, fuera de la jurisdicción y las instrucciones del Poder Ejecutivo.

La reforma al sistema electoral mexicano, la joya de la corona del proyecto de la cuarta simulación, pretende simplemente un retroceso histórico de más de 40 años. Regresar las elecciones a la férula de la Secretaría de Gobernación, con una Comisión Federal Electoral presidida por el titular de esa dependencia. Esa es la esencia de la cuestión: no desaparecer al INE: simplemente centralizarlo al desaparecer los institutos estales; despojarlo de recursos presupuestales para propiciar que sus operadores sean incompetentes capaces de aceptar cualquier minucia de sueldo a fin de tener una chamba. Pero, de manera especial, que los consejeros del INE sean electos a mano alzada por el pueblo, esa amorfa masa que piensa con el bolsillo comprado por 1,900 pesos al mes de nuestros impuestos.

Yo quiero que el temor de Aguilar Camín quede en eso. Que no suceda nada violento en las marchas del domingo. 

Independientemente de la magnitud de la concentración humana del domingo, estoy cierto de dos cosas. Primero, que será una clara, limpia, sincera y honesta expresión de la ciudadanía en contra de la intentona del doctor Frankenstein que opera en Palacio Nacional, de modelar y echar a andar a un monstruo a su gusto.

Segundo, que cualquiera que sean los números, el próximo lunes el presidente López los va a agredir. En la mañanera volveremos a escuchar la cascada de insultos que el presidente López suele usar para sustentar su convicción, de que las consecuencias de las marchas del domingo ratifican su proyecto de reforma electoral.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): No hay duda de que la señora Claudia Scheinbaum está convencida de que ella es la corcholata preferida del destapador imperial. Le han gritado tantas veces en tantos sitios “Presidenta” que ya está convencida de eso. Al grado de asumir desde ya actitudes de presidente imperial en casos que, por ley, le son ajenos. En el caso de una pobre muchacha de la capital que apareció muerta en la carretera –que todavía nos debe el presidente López- de La Pera a Cuautla, la Doña no solamente descalificó la autopsia realizada al cuerpo por las autoridades del estado de Morelos, en la que es establecía como causa mortis lo que siempre conocimos como una congestión alcohólica: se ahogó con su propio vómito a consecuencia de la peda. Ipso facto la doctora Scheinbaum emitió su propio dictamen pericial y de paso acusó al fiscal del estado de Morelos de ser cómplice de un feminicidio.

Y le pidió a la Procuraduría Fiscal de México que lo persiga.

Todo, porque el fiscal de Morelos no fue puesto por Morena.

Bajándole de ovarios, señora Presidenta.

‎felixcortescama@gmail.com

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Vía / Autor:

// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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