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Por Félix Cortés Camarillo

Definitivamente, el presidente López y sus obsesiones no tienen remedio.

El atentado del jueves pasado en contra de la vida de Ciro Gómez Leyva le puso en charola a López Obrador la oportunidad de limar asperezas en su trato con los comunicadores que no están en el coro de los elogios a su persona y acciones. Más allá de eso, era una ocasión excepcional para enviar al país un mensaje de tolerancia y conciliación, rechazando la agresión armada de todos lados y la verbal que tanto propicia.

La tuvo, era suya…y la falló, diría el Perro Bermúdez sobre una situación propicia de gol. Con la diferencia de que estas son no sólo involuntarias sino indeseadas y la del presidente Lopitos fue intencionalmente rechazada.

Ayer en la mañanera, tras expresar una condena al atentado en contra del periodista retomó el viejo discurso de condena hacia sus adversarios favoritos: los comunicadores, los medios, los intelectuales, la gente pensante. La lista, encabezada por Ciro, López-Dóriga, Claudio X González y todos los demás fueron acusados nuevamente de ser “voceros del conservadurismo”, mentirosos y cómplices explícitos del “fraude” de las elecciones de 2006, dizque por un programa de televisión que iba difundiendo los resultados del PREP el día de elecciones, y del conteo de los votos el miércoles siguiente a las elecciones.

La agresiva intolerancia del presidente López tiene tres metas principales. La primera es la descalificación de todos los que piensan diferente. La segunda es la aniquilación del INE en la forma de un nuevo organismo totalmente dependiente del Ejecutivo. La tercera, ligada a la anterior, es la vacuna en contra de la probable derrota de sus corcholatas -grandes y medianas- en las elecciones del año que viene y el que sigue. Primero las de Coahuila y el Estado de México y luego la presidencial. 

La táctica es simple y Dante Ranauro le llamó esta semana en un convivio con periodistas: Andrés Manuel va a dar dedazo y albazo. Si lo primero falla, el terreno está preparado para descalificar cualquier resultado de las elecciones del 2023 y 2024 que le sean adversos. 

De ahí que sus obsesiones no tengan remedio. Aprendamos a convivir con ellas y procuremos, por el camino del voto y la resistencia, sobrevivir a las consecuencias de esa obcecada postura. Y a los derivados del ambiente hostil que el presidente López propicia, aliente y provoca, que puede desatar nuevas agresiones con peores consecuencias que las del atentado contra Gómez Leyva.

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Hace una semana, el Procurador Federal del Consumidor, de florido lenguaje, acusó del fraude a centenares de jóvenes que se quedaron con las ganas de ver al rappero Bad Bunny al sistema Ticketmaster. Dijo el señor Sheffield que el único responsable era la empresa monopólica de la venta de boletos. Que esa empresa tenía antecedentes de contar entre sus ejecutivos a truhanes y rateros y que él podría multar a Ticketmaster hasta por el diez por ciento de sus ganancias de un año. No probó ni el primero de sus dichos ni ejecutó el segundo.

Puro jarabe de pico. El procurador del consumidor dijo ayer en la mañanera que el daño en el concierto de marras se debió a una falla del sistema de lectura de los boletos en el Estadio Azteca. Un sistema que diariamente se usa en los supermercados millones de veces y en el estadio del que se habla en cada evento deportivo y de otra índole que ahí se realiza. 

Mentir es el deporte del sexenio.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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