Por Félix Cortés Camarillo
Es totalmente innecesario que yo haga aquí advertencia de que no soy un versado en leyes, ni en ninguna otra materia específica. Sé un poquito de todo, como corresponde a quien se dedica a recoger datos sobre lo que pasa, tamizarlos por su experiencia y sensibilidad y verterlas luego en espacios escritos para quien quiera leerlos. Un periodista, vaya.
Dicho lo anterior quiero dejar constancia de que estoy de acuerdo con el presidente López cuando afirmó ayer que el Dr. Graue, rector de todos mis respetos de la UNAM, se lavó las manos en el caso del plagio de la tesis profesional de la hoy afamada magistrada de la Suprema Corte de Justicia Yazmín Esquivel.
Vamos a los hechos. La UNAM afirmó públicamente que la tesis de la señora Esquivel de Riobóo fue plagio de una tesis anterior. Sin embargo, hizo saber que de acuerdo al abogado general de la UNAM esa institución no puede invalidar el título de abogada de la falsa magistrada, y que eso corresponde a la Secretaría de Educación Pública.
Yo no sé quién miente aquí, si el rector o su abogado. Al igual que la señora Esquivel de Riobóo, yo no soy abogado; a diferencia de ella, padezco de buen juicio y rectitud. A mi buen juicio, si el título de abogada de la señora fue expedido por la UNAM y firmado por el rector de entonces, para mí queda claro que el rector de ahora puede desconocerlo y retirarlo. Según lo que manda mi rectitud, la señora debió haber renunciado a la SCJN desde hace rato.
La Secretaría de Educación Pública tiene la facultad de expedir a los profesionales licenciados, una llamada cédula profesional que se basa en lo que las instituciones de educación superior, la UNAM en este caso, le afirman sobre los conocimientos demostrados y probados de esa persona. ¿Tons?
Tons el presidente López tiene razón: no le hagan al Pilatos, no se laven las manos ni le manden la papa caliente a la cancha de la Secretaría de Educación.
Por cierto además, hasta donde llega la confusa información que ofrecen las oficinas del gobierno federal en la red de redes, el último cargo que tuvo el licenciado Eduardo Andrade, otrora cronista deportivo y actual defensor acérrimo, vocal y destacado de la señora magistrada Esquivel de Riobóo, era o es el de director general de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública. La dependencia que legitima los títulos universitarios y expide las cédulas.
Aquí alguien se está haciendo pendejo. Y no soy yo.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Yo soy de la vieja escuela y me enseñaron a respetar a mis mayores. Me resulta vulgar y de mal gusto el automático tuteo que los conductores de programas informativos en radio y televisión han impuesto todos sus interlocutores. Nadie le habla a los entrevistados de “usted” y los tutean como si se llevaran de piquete de ombligo o hubieran pasado la noche anterior juntos. Yo, el tuteo lo reservo para personas que quiero mucho o que detesto harto. Por eso merece mi aplauso la insistencia del jefe de la policía capitalina de México, el señor García Harfuch, que a los irreverentes sigue tratando respetuosamente de usted, aunque ellos insistan en tutearle. Tengan para que aprendan.
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