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Por Francisco Tijerina Elguezabal

Justifica tus limitaciones y te quedaras con ellas. // Richard Bach

Hace unos días hablábamos aquí mismo de la violencia en las escuelas y el caso de un muchacho acuchillado afuera de un plantel. Después de eso, un día sí y otro también, los noticieros de televisión dan cuenta de pleitos de alumnos sin que nadie haga nada al respecto.

No, no es culpa de los jóvenes que simplemente están replicando lo que viven a diario en una sociedad que ha normalizado la violencia y que pretende resolverlo todo mediante la fuerza.

Es culpa de nosotros, los adultos, que fuimos aflojando y haciendo cada vez más suaves las reglas, que empezamos a ser “modernos” y “más civilizados” que nuestros antepasados y la verdad es que se nos pasó la mano y los chamacos nos tomaron la medida.

Crecí en una generación en la que había nalgadas, chanclazos, castigos y hasta un bofetón, uno solo, un día que verdaderamente me pasé y mi padre me puso en orden y con todo y eso los amé y los sigo amando, teniendo por ellos un enorme respeto.

Sin ser lo ideal, tuve maestros en la primaria, en un colegio privado, que te corregían con un reglazo, te aventaban un borrador a la cabeza o te estiraban las patillas para levantarte del suelo y además de lo anterior, te imponían castigos como escribir cien máximas o ponerte de pie al centro del patio escolar a la vista de todos los alumnos durante un rato. Y con ellos aprendí y siempre los respeté.

Hoy pagamos las consecuencias de políticas educativas erróneas que no ponen freno ni límites, que por el contrario son bastante permisivas. Los alumnos de hoy no temen a nada, ni a nadie y por ello es que a diario se intentan matar afuera o dentro de los centros escolares.

Y aquí es donde uno se cuestiona, ¿qué diablos hace la Secretaría de Educación para resolver este problema? ¿Qué hace el DIF y el resto de dependencias involucradas?

Si no son capaces de poner en orden a un montón de pubertos, ¿cómo esperar que nos den seguridad y tranquilidad con los verdaderos delincuentes?

Ya va siendo hora de enderezar el barco y dejarnos de cuentos, hay que poner orden y no veo otra manera que imponiendo disciplina, pero para ello debemos entrar todos en conjunto. Sin abusar, sin excederse, dictar sanciones severas, involucrar de verdad a los padres y evitar que esto siga fuera de control.

¡Ya basta señores! ¿O qué es lo que están esperando que ocurra?

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// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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