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Y Llegaron Bailando Ricachá…

Por Félix Cortés Camarillo

Jaime Maussan era un muchachito listo y mañoso que nunca iba a ser reportero cuando comenzó a trabajar con nosotros en los años setenta tempranos. Eran todavía los tiempos de la Guerra Fría y las historias de espionaje entre Oriente y Occidente se hicieron protagonistas en nuestros periódicos.

Simultáneamente, la histeria que desde octubre de 1938 había provocado Orson Wells en la radio con una pieza dramatizada sobre la invasión de marcianos, había desatado una afición enorme por un mundo que, según Pedro Feriz Santacruz nos estaba vigilando con fines nada gratos.

En ese mundo Maussan se birló la investigación de una colega reportera sobre la maravillosa migración de la mariposa Monarca y con datos de un ejemplar de la revista National Geographic hizo un reportaje de televisión que firmó como suyo.

Nunca volvió a hacer otro. Por ese tiempo comenzó a descubrir para quien quisiera creerle las virtudes de la corteza del tepezcohuite en el tratamiento y regeneración de las células dañadas por quemadura; él las convirtió en mágico anticancerígeno.

Muerto Ferriz, Jaime se encontró con un mercado virgen: todo mundo quería creer en los platillos voladores, la increíble existencia de otras civilizaciones –sin duda mejores que la nuestra- y los avistamientos de los viajes que eventualmente hacían para acercarse a nosotros.

Maussan hizo toda industria de este mito y de la inevitable sospecha de que seríamos los humanos inmensamente soberbios e idiotas si negamos rotundamente la posibilidad de otros seres pensantes en el vasto universo. Se dedicó a recopilar cuanto testimonio visual hubiera de los OVNIS para documentar sus historias. A mayor nebulosidad de ls imágenes, contundencia creciente de su realidad.

Cuento todo esto porque siempre ha existido una serie de explicaciones para los fenómenos nunca resueltos, y que con frecuencia contaron con los testimonios de muy veraces pilotos profesionales de la aviación civil. Algo había allá arriba.

La explicación era muy sencilla: las grandes potencias nunca anuncian los vuelos de prueba de sus innumerables artefactos de aviación que usarán en las guerras futuras. Tampoco los aviones, u otro tipo de aeronaves definitivamente dedicadas al espionaje podían ser reconocidas públicamente. Ya nadie recuerda cuando fue derribado por aquellos tiempos un U-2 norteamericano espía sobrevolando la entonces Unión Soviética, ni la inexplicable manera mediante la cual el piloto fue rescatado sano y salvo por los rojos.

En estos días se ha desatado la fiebre de los globos aerostáticos chinos que andan por todos los continentes en busca de datos para su llamada inteligencia, sin tripulación, bandera o armamento, pero que pueden pertenecer al cualquier ejército que tenga el dinero suficiente para inflar un globo con helio. Es una lástima: yo hubiera preferido tener un día de estos un encuentro del tercer tipo con esos hombrecillos de cabeza alargada, como los mayas, ojos enormes almendrados y piel verde. Pero ya se sabe que no existen. Y ¿si fuera cierto que andan por las cercanías?

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): El presidente López lo sacó a su discurso: el ventilador al que se avienta caca salpica por todos lados. Esto no es nada nuevo, pero tenemos ejemplos recientes: el dinero recibido en gruesos fajos en la oficina del gobierno de Campeche, las fallas en el metro de la Ciudad de México, las revelaciones de Mike Pompeo sobe cómo “doblaron” los cuates de Trump al gobierno mexicano de Lopitos con la ayuda de Ebrard, más las linduras que mañana aparecerán. Claro que so toneladas de mierde al aire. ¿Alguien dijo que la política era limpia?

‎felixcortescama@gmail.com

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Vía / Autor:

// Félix Cortés Camarillo

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Autor: lostubos
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