Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Para dialogar, preguntad primero; después…, escuchad”.
Antonio Machado
Según el diccionario el diálogo es una “discusión sobre un asunto o sobre un problema con la intención de llegar a un acuerdo o de encontrar una solución”.
Para que el diálogo sea real y cumpla con su cometido, es necesario que las partes tengan la firme convicción de alcanzar un final que satisfaga a los participantes, si no en todo, en la mayoría de los puntos en disputa, entendiendo que se trata de una negociación en la que es necesario defender los puntos de vista propios, pero también ceder y aceptar cuando sea propicio, los argumentos de la contraparte.
Nadie niega que nuestras autoridades se han sentado, y lo seguirán haciendo, a escuchar a los vecinos de las colonias por donde se pretende construir la Línea 6 del Metro, pero subrayo, los han atendido para escucharlos, no para dialogar, porque ahí están, oyen todo lo que les dicen, pero no ceden ni se mueven un ápice del modelo y proyecto que ya tienen encaminado.
Las declaraciones públicas y en reuniones de vecinos del Secretario de Movilidad, Hernán Villarreal, no se acercan al sustento técnico, científico o financiero que pretende comunicar, ya que carecen de argumentación y más bien parecen buenos propósitos que la exposición de motivos del por qué el empecinamiento y cerrazón de construir las tres nuevas líneas del Metro de forma elevada.
Villarreal ha dicho: «Nosotros tenemos que acabar tres líneas (del Metro) en cinco años, por eso que nos dejen trabajar, les pedimos eso: que nos dejen trabajar». Quiere trabajar, pero únicamente de la forma y manera que el Gobierno quiere.
El funcionario agregó: «No podemos decir que va a haber afectación en la plusvalía de los terrenos porque no es así, va a haber mejora en el valor de los predios y están los estudios que lo van a comprobar», de manera que además de funcionario público es también clarividente. Y aquí me pregunto, ¿si como con los camiones falla en su pronóstico de las fechas de entrega?
Decir algo no es argumentarlo, pero don Hernán suelta con pasmosa seguridad y sin decir de dónde saca toda esa información que «Hacer un viaducto subterráneo es un proyecto que en tiempo se tarda el triple, en costo es cinco veces más y en afectaciones es 100 veces más».
Hace más de cien años se construyó la primera parte del Metro de Nueva York, sin la tecnología actual y enfrentando severos problemas de suelo, ¿en serio tarda tanto, cuesta tanto y afecta tanto?
Lo grave en el fondo es la actitud, esa que pretende “cumplir” con simplemente sentarse a oír y al final hacer su regalada gana. Eso no es gobernar ni servir al pueblo que los puso en ese sitio, eso es hacer su voluntad, imponiendo, avasallando y pretendiendo que los ciudadanos somos tontos y no entendemos.
Hace falta más diálogo de verdad y menos simulación.