Por Félix Cortés Camarillo
Un accidente político tuvo como consecuencia que don Américo Villarreal (Cd. Victoria, 1958), alias el Doctor, e hijo del gobernador de Tamaulipas entre 1987 y 1993 del mismo nombre, ganara por escaso margen en 2022 frente a César Verástegui la gubernatura de su estado para el período 2022-2028.
Para ello el doctor tuvo que pedir licencia y su lugar en el senado fue ocupado por el también médico Faustino López. El 8 de octubre de 2022, recién instalado en su puesto senatorial, un accidente automovilístico dejó sin vida al doctor López y a su esposa, en una carretera de Zacatecas.
Estos fueron los motivos para que los tamaulipecos fueran este domingo que pasó a las urnas a una elección extraordinaria para suplir al fallecido suplente.
Con el ambiente político caldeado que nuestro país está viviendo, cada confrontación electoral se considera no en razón de sus resultados directos, sino como termómetro y presagio de lo que serán las elecciones de 2024 para elegir al presidente del país. Desde luego, las elecciones casi inmediatas para las gubernaturas de Coahuila y Estado de México llevan mano en su protagonismo agorero; especialmente el estado con mayor padrón electoral y músculo importante de la vitalidad de la capital del país. No obstante, la elección de Tamaulipas manda un mensaje importante; de eso, más adelante.
Primero, la página de sociales. El padre del gobernador actual fue, naturalmente priista; su hijo lo fue desde 1983 durante 34 años. En el 2017 Andrés Manuel lo sedujo, se fue a Morena y llegó en el 18 a senador por ese ente político. Los números de la elección del domingo dan como ganador indudable a don José Ramón González Leal (Reynosa, 1967), de otra cepa política.
Fue panista de 2008 al 2018 en que se convirtió en moreno. Siguiendo en la página de sociales, es hermano de Mariana Gómez Leal, esposa de Francisco Cabeza de Vaca, de mala fama en Palacio Nacional.
Pero todo eso es anécdota. El mundo real es otra cosa, muy preocupante.
Según el INEGI, el censo poblacional de 2020 arroja en Tamaulipas una población de tres millones quinientos veintiocho mil. Según el Instituto Electoral Estatal de Tamaulipas –de esos que Lopitos quiere eliminar- el 17 de enero de 2023 el padrón electoral, que debió haber votado el domingo pasado, monta a 2’722,596 votantes con credencial. Hasta donde llega la información de la que dispongo en este momento, solamente se presentó a votar el veinte por ciento de ese padrón.
A números gruesos, el veinte por ciento del padrón significa 554 mil 519. Uno de cada cinco tamaulipecos votantes. El candidato del oficialismo presume, y no lo dudo, haber obtenido el setenta por ciento de ese veinte –más menos- 388, 164.
Si esta realidad representa una foto instantánea del ánimo de los votantes mexicanos hoy en Tamaulipas, mañana en el estado de México y en 2024 en todo México, el pronóstico es muy triste. En Tamaulipas ha triunfado la abstención, la apatía, el desprecio de la mayoría de los mexicanos frente al amplio espectro político que se presenta y que nos tiene decepcionados.
Los enterados locales apuntan que la presencia del narcotráfico organizado y bien inmerso en la actividad política de Tamaulipas ha introducido el miedo que se traduce en la cautela de la abstención.
Esa es la principal acechanza de la imberbe democracia hoy amenazada, y que es necesario defender el domingo que viene en la calle. Si nos negamos a ello, no podremos quejarnos después de las consecuencias de las urnas.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Desde la máxima tribuna del País, la mañanera del presidente López, éste le mandó al gobernador de Nuevo León un zape oportuno y doble: primero al festejo prematuro de que Elon Musk y su gigantesca factoría de autos eléctricos se instalará en Nuevo León; segundo, que Samuel García considera resuelto el problema hídrico de Nuevo León. Dijo el presidente que él, Lopitos, estaba resolviendo la sed de
los regiomontanos por vía del acueducto Cuchillo II. Sin embargo, y extrañamente diciendo verdad, se preguntó: ¿cuánto tiempo servirá ese alivio? Cinco años, se dio solo la respuesta. Nuevo León no tiene agua para alojar una fábrica así como la que promete Elon Musk. Dice, como siempre lo ha dicho, que el agua está en el sureste, para que le entienda Musk. Salvo que nos esté engañando el presidente López.
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