Por Obed Campos
Ya perdí la cuenta de cuantos años en esta fecha, 8 de marzo, con el pretexto, “no de celebrar”, como dicen las feministas, sino “de remembrar”, una bola de locas que todo el resto del año viven en la oscuridad, salen, cubiertas sus caras eso sí, a causar desmanes en las ciudades, especialmente en monumentos, edificios públicos, oficinas y comercios.
Antes de proyectar este texto, busqué el sinónimo de dejadez, y me encontré conque hay varios que se le ajustan y son desidia, abandono e indolencia, más otros.
Y es que estos adjetivos se ajustan al “no hacer” de nuestras autoridades, que, como esas mismas revoltosas que viven el resto del año en alguna cueva oscura, se la pasan picándose el ombligo todos los días, menos el 8 de marzo.
Anoche se reportaron que unas 30 mil personas fueron las que asistieron a las marchas en conmemoración a la causa femenina. Fuerza Civil dio a conocer la detención de 16 personas acusadas de lesiones a policías y daños materiales.
Se dijo que los o las detenidas (no se precisó género) serán puestas a disposición del Ministerio Público “y su detención se dará de alta en el Registro Nacional de Detenciones”.
Ah, las rijosas otra vez quemaron las puertas del Palacio de Gobierno… y el año que viene se repetirán, aquí y en todas las grandes ciudades del país las mismas escenas.
¿No será tiempo de que las autoridades se dejen de obras pomposas y declaraciones vanas y atiendan a las féminas?
¿No será suficiente ya para hacer justicia?
E insisto: ¿Dónde queda la labor de los Ministerios Públicos Investigadores? En estas jornadas y en las de los años pasados se cometieron muchos delitos de los que se persiguen de oficio y, si le mueven, sobrarán también las denuncias de partes afectadas.
Pero se va marzo y llega abril, y enseguida mayo… y no se cita ni se detiene a nadie.
O el juego se trata de dejar que las niñas se desahoguen por una jornada, para que el resto del año no pongan lata y ni quien se acuerde ni de ellas ni de la justa causa del feminismo y la equidad.
Vivimos bajo un régimen de lo más perverso, el cual está acostumbrado y nos impone el engaño con la verdad como doctrina.
Otra palabra clave, que no es sinónimo aunque suena igual y sus efectos son igual de nefastos, es impunidad y mientras no aprendamos como sociedad a combatirla y a acabar con ella, las cosas no van a cambiar nunca.
Se lo apuesto.