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– Hay gente que describe mi programa para Nueva York como “tolerancia cero”, pero no es así; yo lo llamé Programa de Calidad de Vida y eso tuvo mucha resistencia política. Fue resistencia de los sectores de los barrios que consideraban que era una invasión excesiva, no de la privacidad de la gente, sino de su derecho a movilizarse y a estar libre de interferencia policial.

– Si uno no puede mandar a su hijo a la escuela porque teme que lo golpeen en el camino o que lo moleste un drogadicto en la calle, ¿de qué sirve que yo le provea escuelas gratuitas? Por eso dediqué un año y medio a convencerlos de que la seguridad es lo fundamental, que es un derecho civil y el más importante. Se me criticó muchísimo aduciendo que yo ignoraba los derechos civiles.

– La gente se pone tan locamente ideológica que no piensa con claridad. Incluso la gente que es muy liberal, si lo piensa seriamente, llega a la conclusión de que la seguridad es lo primero. No tendrían la posibilidad de ser liberales si no estuvieran vivos. Con un asesino no se puede ser ni liberal ni progresista.

– Yo pude nombrar jueces. En Estados Unidos, el presidente, los gobernadores, los alcaldes, el Ejecutivo, nombran a muchos de los jueces. Algunos de nuestros jueces son elegidos. Es complicado explicar cuáles son elegidos y cuáles nombrados. Yo llegué a nombrar más de cien que compartieran mis puntos de vista en materia penal y que no otorgaran libertad bajo fianza fácilmente. Y entrevisté a todos los jueces que nombré.

– La mayoría de los jueces que nombré fueron duros con los delincuentes y ésa es la razón por la que se redujo el crimen. Funcionó. Apuntalamos el sistema legal e hicimos más duros a los jueces. Sin embargo, algunos me desilusionaron, y critiqué a muchos de ellos, incluso en conferencias de prensa. Daba conferencias de prensa todos los días. Muchas veces, la prensa se enojaba conmigo. Decían: “Usted está interfiriendo con la justicia”. La prensa no entiende a los jueces. Yo los entiendo mucho mejor que la prensa, habiendo estado en las cortes. Alguien estaría interfiriendo con su independencia si les dijese en secreto qué tienen que hacer. Yo no interfiero en su independencia si en público debato ideas. Eso es la democracia.

– Si no hubiera crímenes no habría de qué escribir. Terminen con los crímenes y nadie se va a quejar. Si terminan con los crímenes los medios van a tener que escribir acerca de otra cosa, como la ópera. Prefiero leer sobre ópera que sobre crímenes.

– Pasé mucho tiempo trabajando con la corrupción policial. Nosotros tuvimos un problema de corrupción en el Departamento de Policía de Nueva York. No sé si fue más o menos grave que el problema de ustedes, pero teníamos muchos policías que recibían dinero de narcotraficantes y de gente que estaba en el negocio del juego ilegal y en prostitución. Se creó la Comisión NAB, que investigó. Yo fui el fiscal de muchos de los casos que ellos llevaron a la corte. También hicieron audiencias en televisión, sacaron a la luz toda esta corrupción y eso ayudó mucho.

­- “Si se quejan de que un departamento de policía es corrupto, ¿para qué aportan a eso? No les den dinero. Probemos no pagarles más que sus sueldos”. Y cuando por fin se haya determinado cuál es el grupo de policías honestos va a haber que pagarles sueldos más altos. Se les debe pagar lo suficiente como para que los sobornos comunes no hagan gran diferencia.

@ruizjosejaime 

Fuente:

// José Jaime Ruiz

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Autor: lostubos
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