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Por Félix Cortés Camarillo

En la evaluación de las virtudes y los vicios que me empezó a preocupar ayer, en filosofía me encuentro con que hay dos criterios principales: el utilitarista y el kantiano El primero se explica por sí mismo: si el efecto de un acto corresponde a la intención primaria, inmediatamente el acto en sí se convierte en moralmente correcto. Para Immanuel Kant, el pensador alemán del siglo XIX, el asunto no es tan simple. Los actos deben considerarse a partir de la intención que les animó: si fuesen de buena raigambre, serán buenos. Si no, serán malvados.

Kant, que por cierto nació en 1724 en Monterrey (en Prusia le dicen Königsberg, que quiere decir lo mismo) abandonó la crítica de la razón pura, se mudó a la crítica de la razón práctica y luego se metió en la crítica del juicio. Y así separó el inicio, el proceso y el fin de nuestro pensamiento. Chingón.

En eso estaba cuando me di cuenta de que la señora Layda Sansores, que está en la nómina como gobernadora de Chiapas no tiene la menor idea de quien fue Kant, ni qué pensaba, ni los principios de la ética o la moral, de la política o el gobierno ni le importa un cuerno. Fue cuando gracias a algunos compañeros del oficio pude volver a escuchar el imbécil soliloquio de la pelirroja a huevo que le dedicó a su patrocinador, el presidente López.

En su presencia, la señora Sansores, de prosapia política antigua, dedicó su discurso a una alabanza insospechada e ilimitada a la sabiduría y liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, con especial énfasis en las virtudes del tren maya, que no solamente embestirá con su potencia al futuro sino que hará renacer la complicada lengua maya y proyectará a nuestro país económicamente al infinito y más allá. Honestamente creo que todo mexicano debe escuchar el discurso de Layda Sansores más de una vez. No como martirio social sino como diversión esternillante.

Volviendo a Kant, uno quisiera que el ridículo, la desvergüenza y el ridículo no solamente deben tener reglas elementales sino fronteras inviolables. La gobernadora Sansores no tiene ni puta idea de eso.

De alguna manera, el discurso de Layda Sansores, como las conferencias mañaneras se están convirtiendo en un uso frecuente de este peculiar estilo personal de gobernar, que espero no se repita más.

PARA LA MAÑANERA, (porque no me dejan entrar sin tapabocas): ¿Cuándo comienza la cuenta regresiva, don Andrés Manuel?

felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: lostubos
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