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Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

En su libo El invencible verano de Liliana, Cristina Rivera Garza nos dice: “Somos ellas en el pasado, y somos ellas en el futuro, y somos otra a la vez. Somos otras y somos las mismas de siempre. Mujeres en busca de justicia. Mujeres exhaustas, y juntas. Hartas ya, pero con la paciencia que sólo marcan los siglos. Ya para siempre enrabiadas”.

Cristina indaga, escribe sobre su hermana, pero su libro es plural porque también escribe sobre Debanhi y Marifer y tantas, tantas otras. Y sobre el aparato patriarcal que revictimiza a las mujeres, a las familias.

“El sistema a cargo de culpar a la víctima –nos dice Cristina Rivera Garza–, “además, empieza a funcionar cuando las cosas todavía están frescas y, luego, no se detiene de ninguna manera a lo largo de los años. Es una maquinaria metódica y aplastante”.

Así con Debanhi Escobar cuando la Fiscalía General de Nuevo León filtró lo que encontraron en su bolso y los fiscales aseguraron que murió en un accidente al caer en una fosa en el Motel Nueva Castilla. Su vida privada como festín público. Culpar a la víctima. Por eso la madre de Debanhi atajó: “Ella era la que se drogaba, ella era la que compró el vodka, ella era la de todo, desgraciadamente ella no está para defenderse”. No está Debanhi porque la asesinaron, asfixia por sofocación.

Y culpar a los padres, lo más fácil para los mojigatos de doble moral: “¿Con qué derecho pueden exigir justicia al Estado cuando no fueron capaces, ellos mismos, de guarecer a los suyos, a la suya, del peligro?”, desnuda Cristina Rivera Garza la moral de las “buenas conciencias”.

Las autoridades de la fiscalía se apresuraron a descartar feminicidio, se apresuraron a sugerir su actitud fiestera, la borrachera, las drogas. Patriarcales, le echaron tierra a la cisterna donde encontraron el cuerpo de Debanhi. Esas autoridades ya no están, al fiscal general lo premiaron con una notaría, un hombre que ahora es fedatario, la ironía se cuenta sola porque en México no hay justicia, hay impunidad.

Una autopsia y otra y otra. Y el odio ahí, eterno. El odio contra Liliana, la hermana de Cristina Rivera Garza, el odio contra Debanhi: “El odio de género. El odio contra la independencia y la libertad de las mujeres”.

La desolación de Debanhi, esa muchacha que camina en la oscuridad, que recorre ese sendero lóbrego, fúnebre.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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