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Corresponsabilizar al ciudadano

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Marcelo Corti entrevistó a Jaume Curbet, quien es director del Master en Políticas Públicas de Seguridad de la UOC, de cuya Área de Gestión de la Ciudad es integrante. Curbet es profesor asociado (Estudios de Criminología, Facultad de Derecho) de la Universitat de Girona y ha sido director del Observatorio del Riesgo de Cataluña y de la revista Seguridad Sostenible.

Curbet publicó en Barcelona su libro El rey desnudo*, “donde analiza los fenómenos contemporáneos de inseguridad ciudadana y las respuestas que esta recibe desde el Estado y la Policía”. Entre otras reflexiones, Curbet le dijo a Marcelo Corti:

“Nunca antes se había producido una conjunción tan inquietante entre unos niveles elevados y sostenidos de delincuencia y la cronificación social de un miedo difuso al delito. Resulta llamativo, sin embargo, el contraste entre el abundante ruido (pocos temas reciben tanta atención) y la escasa reflexión que suscita el fenómeno contemporáneo de la inseguridad ciudadana. Basta con etiquetar un problema público como ‘de seguridad’ para que un examen pausado y ecuánime quede descartado; entonces ya sólo parece factible una acción rápida y enérgica que, por impulsiva y desorientada, se verá frecuentemente reducida a una simple gesticulación incapaz de solucionar el problema y que, en el peor de los casos, incluso podrá llegar a agravarlo”.

“La demanda de protección ante el riesgo de ser víctima de una agresión delictiva, ya sea contra la propia persona o bien contra los bienes particulares, se ha incorporado en un lugar destacado en las agendas públicas tanto como en las políticas, no sólo en las sociedades más desarrolladas sino en todo el mundo. Hasta cierto punto, comprensiblemente, la emergencia de esta reivindicación ciudadana de mayor seguridad se explica por la explosión, en los últimos treinta años, de la conocida como ‘pequeña delincuencia’, es decir los hurtos y los robos, así como las agresiones personales. Sin embargo, este hecho constatable no puede explicar por sí sólo el fenómeno de la inseguridad ciudadana, puesto que a él se le ha unido un aumento aún mayor de la percepción de inseguridad. Hasta el punto que la demanda de seguridad ciudadana se configura en base a la percepción de inseguridad existente en la opinión pública más que a partir de la realidad delictiva”.

“Los gobiernos, en términos generales, reaccionan esporádicamente a los brotes de miedo a la delincuencia, en lugar de responder razonada y razonablemente a la evolución de la delincuencia. La paradoja está servida: por una parte, se promueven reformas institucionales y políticas públicas destinadas a superar los límites evidenciados de la justicia penal y a corresponsabilizar a la comunidad en el control preventivo del delito (estrategia comunitaria) y, por la otra, los funcionarios electos –ante las dificultades para adaptar las políticas públicas a la incómoda realidad–, frecuentemente reaccionan politizadamente, ya sea para negar la evidencia y reafirmar el mito estatal del control exclusivo del delito o bien para reincidir en las vetustas recetas de ‘ley y orden’, de resultados electorales tentadores pero de efectos sociales funestos (populismo punitivo)”.

¿Qué hacer? Inseguridad, contaminación, movilidad inmóvil, todo nos ataca como ciudadanos. Nos enfrentamos a la catástrofe, la vivimos, y no lo sabemos, no lo asumimos.

El rey desnudo. La gobernabilidad de la seguridad ciudadana, Jaume Curbet, Editorial UOC, Barcelona, 2009, 174 páginas.

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Vía / Autor:

// José Jaime Ruiz

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Autor: lostubos
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