Por Iván Vargas
@ivis_v
Este mes de abril nos trajo la salida esperada y necesaria de Lorenzo Córdova del INE. Sin embargo, este primer cuatrimestre del año no podría haber cerrado mejor que con una tercia de los ases de la oposición actual que constantemente siguen dando algunas “patadas de ahogado” y entretenimiento político a la ciudadanía en tiempos de elecciones.
A la salida de Córdova le siguió el audaz comentario de Dresser en un medio de comunicación donde declara contundentemente y con aire triunfal que las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador solo están generando una polaridad en la opinión pública, la cual está ahogando a medios críticos como el de nuestra politóloga estrella.
La sentencia de Dresser no logró tener el efecto que ella esperaba y quedó como una caricaturesca “patada de ahogado”. Además, se unió el salvavidas de un Lorenzo Córdova que anunció de manera natural y desinhibida su anexión al equipo periodístico de Latinus, lo cual lo deja en un total ridículo, demostrando que sus sinceridades políticas siempre pertenecieron a la oposición, específicamente al Partido Blanquiazul. Su permanencia en el equipo académico de la UNAM es inexplicable. (de la cual no hablaremos en este espacio por motivos de extensión).
Pasamos ahora del naufragio al inminente hundimiento de la credibilidad de la oposición política con la abrupta intromisión de Lilly Téllez en el Senado, donde intentó increpar al presidenciable Secretario de Gobernación Adán Augusto y a su actual vocero Jesús Ramírez, pero solo logró sacar una sonrisa de ambos frente a una Téllez colérica e infantil que no puede mantener la compostura en ningún momento ni espacio sin dejar lucir su poca diplomacia y habilidad para el ejercicio público.
