Por José Francisco Villarreal
Desentrañar la infodemia siempre es un placer, casi un pecado capital. Es absolutamente delicioso degustarla ya no sólo en titulares sino hasta en el desarrollo de las notas como esa sobre el incendio en la ciudad texana de Deer Park, que más bien es un pueblito. Precisando, el incendio no fue en el pueblo sino dentro de un complejo industrial situado en las riberas del Buffalo Bayou.
Un googleo rápido y güevón en el mapa ubica mejor el sitio donde está, entre otras empresas, la refinería de Pemex. Rastreando fuentes noticiosas sobre la nota del incendio, hasta con pereza, rápidamente se puede localizar mejor en una planta específica de la corporación Shell. Sin embargo, la nota en México se cabeceó primero como si el incendio hubiera sido en la refinería de Pemex. Luego se incluyó un desmentido de Pemex. No se corregía la información, se añadía el desmentido… sólo les faltó añadir un “believe it or not”.
En general, el incendio seguía siendo en la (así, con artículo determinado) refinería de Deer Park que, para millones de mexicanos que nunca han visitado Houston, sólo es una: la de Pemex. Unos cuantos medios reportaron el lugar preciso del incendio. Otros corrigieron sus tendenciosos titulares con explicaciones más bien confusas que poco aclararon sobre el siniestro.
La nota alusiva en el portal de una periodista laureada es un verdadero laberinto. Algunos admitieron incluso que el incendio no fue en Pemex pero remataron recordando que sí ha habido incendios en la refinería de Pemex que está en ese parque industrial; o sea: no fue en Pemex pero pudo haber sido. La ilusión es muy terca.
¡Cuántos ya se extasiaban de placer por un desastre para el patrimonio de México! ¡Cuántos seguirán montados en su macho de que el incendio sí fue en Pemex! Muchos otros seguirán confundidos, porque sólo leen titulares. De ese tamaño es la estupidez y perversidad que nos ha inducido una oposición esquizofrénica coludida con empresarios, medios y fuerzas internacionales más “oscuras”. No importa si el país se desmorona y se arruina, si es necesario hay que destruirlo todo con tal de achacárselo al régimen actual. Entre más grave sea la tragedia, ¡mejor! Esa mala costumbre de tantos regímenes que creyeron que el país y sus recursos les pertenecían… y lo siguen creyendo.
En conclusión, la nota sobre el incendio en Deer Park es verdadera, pero la información es falsa. El incendio de Deer Park no fue en Texas, fue y es en México, y sigue consumiéndonos como país y como sociedad.
