Un riesgo muy elevado para la salud de los neoloneses, representan los altos índices de contaminación en la zona metropolitana de Monterrey, en Nuevo León, incluido el dióxido de azufre que emana la refinería de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Rodolfo Sandoval, maestro investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) manifestó que es urgente atender el problema que impacta en la salud, antes de que empiece a emigrar la gente o saturar hospitales.
De lo contrario, será demasiado tarde para detener las incidencias en las cuestiones laborales, educativas y la actividad económica de la entidad.
Sandoval manifestó que en el aire regiomontano hay una alta concentración de finas partículas suspendidas conocidas como PM 2.5 que entran con facilidad en las vías respiratorias y provienen de la industria del petróleo y petroquímica.
En este sentido, el investigador universitario alerta sobre los principales síntomas derivados de la contaminación, y que van a las vías respiratorias.
Principalmente en niños y adultos mayores con complicaciones como diabetes, hipertensión, enfermedades pulmonares, asma, arritmia alérgica y otros cuadros como dolor de garganta, falta de aire y ardor ocular.
Subrayó la necesidad de que las autoridades se enfoquen en solucionar el problema, antes de que sea demasiado tarde y el sistema de salud se imposibilite de atender por las grandes cantidades de enfermos.
Aseguró que las autoridades están obligadas a atender el problema y redoblar esfuerzos, ser más estrictos y amonestar a la industria y el parque vehicular «antes de que pasemos de ser la ciudad más contaminada a una ciudad fantasma, al obligar a la población a emigrar y buscar mejores condiciones de salud y de vida».