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¡Arre, Germán! ¡Larrea, arre!

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

El principal problema de la derecha en México es su débil raciocinio: no entienden el nuevo paradigma de la Cuarta Transformación; lo suyo no es el análisis, es la regresión, la reacción, por tanto, el vituperio. Germán Larrea quiso enfrentar a la estructura paradigmática de la 4T con sintagmas neoliberales. No sólo él, también lo hace la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña y los intelectuales filotiránicos –ya que aman la tiranía del neoliberalismo– como Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, Roger Bartra (después de vejez, melancólica viruela) y la farsante politóloga Denise Dresser.

Norma Piña nació en las estructuras de poder de la época neoliberal y creció bajo el manto del ex presidente Enrique Peña Nieto. Aborigen del antiguo régimen, su sinapsis mental enfrenta los odres nuevos con su vino viejo. Acostumbrada a la corrupción, al tráfico de influencias, a la seducción del poder, su actividad pública la resuelve o la trata de resolver en negociaciones privadas, en tentaciones avejentadas como ofrecer la Guardia Nacional, “abriéndole el apetito”, a la secretaria de Seguridad Rosa Icela Rodríguez o amenazar –represión o vendetta, da igual– con todo el peso del Poder Judicial al senador morenista Alejandro Armenta.

Los intelectuales y articulistas orgánicos del neoliberalismo, donde destacan Carlos Loret de Mola y Ciro Gómez-Leyva, acuden a la desinformación, a fake news, a posverdades y mentiras a secas para minar la credibilidad y, por tanto, la representatividad del presidente Andrés Manuel López Obrador quien, desde La Mañanera, con datos y evidencias, los desenmascara un día sí y otro también.

Los desinformadores filochayoteros y los intelectuales filotiránicos tienen algo en común: desde el arribo de la 4T ya no son sujetos de prebendas y trato preferencial en eventos, subsidios, becas, premiaciones, contratos de publicidad, conferencias y demás privilegios proporcionados por los presidentes del neoliberalismo. Si José López Portillo no pagaba para que le pegaran, los filochayoteros pegan porque no les pagan. Su miseria intelectual lo hace recoger las sobras, las migajas de los banquetes del capo Claudio X. González, patéticos pollos pelones neoporfiristas.

El caso de Germán Larrea es ejemplar: su fortuna la hizo al amparo del poder público, sus concesiones mineras y ferroviarias son resultado no de su esfuerzo empresarial sino de la connivencia y la corrupción del periodo neoliberal. Larrea es el prototipo del empresario corrupto y sin escrúpulos, a quien le valió madre la vida de los mineros en Pasta de Conchos o contaminar impunemente el Río Sonora, su cinismo lo llevó a declarar que “sólo estaba sucio”.

Germán Larrea no entiende la 4T. Como Norma Piña, los intelectuales filotiránicos y los desinformadores filochayoteros, habita mentalmente en el antiguo régimen y así no le levanta el teléfono al secretario de Gobernación, Adán Augusto López y cree, como lo hacía Claudio X. González con Aurelio Nuño, que también ahora los secretarios del gabinete están a su servicio. El paradigma de la 4T (ni corrupción ni impunidad ni influyentismo ni sometimiento del poder político al poder económico) lo rebasó.

Reliquia del antiguo régimen, Germán Larrea pretendió ganar 9 mil 500 millones de pesos por “ceder” el tramo ferroviario Coatzacoalcos-Medias Aguas. Ingenuo, se topó con pared y, por seguridad nacional, las vías son manejadas por el Gobierno a través de la Secretaría de Marina. Su actitud soberbia ya tiene consecuencias: las acciones de Grupo México cerraron este lunes con una caída de 3.00 por ciento y acumulan una pérdida de 7.16 por ciento en dos días.

Su ineptitud para negociar y su prepotencia por agandallar lo dibujan como el empresario mezquino de siempre… En verdad os digo, esta gente no entiende el nuevo paradigma de la 4T.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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