Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Todo tiempo pasado fue mejor”
Frase popular
Lo digo con absoluto convencimiento, soy inmensamente feliz con la época que me ha tocado vivir. Ser testigo directo de la acelerada evolución del hombre en los últimos años ha sido todo un privilegio.
Sin embargo hay cuestiones en las que la modernidad, por lo menos para mi, no aplica igual y no puedo evitar el hacer comparaciones.
Es cierto, han cambiado los tiempos, las modas, formas y costumbres, pero insisto, hay momentos en que me detengo a pesar, ¿cómo verían nuestros antepasados el mundo que hoy vivimos?
Al ver el sainete que se traen el Gobernador con los diputados, los partidos, los alcaldes, el Poder Judicial; al ver al presidente llamar “corcholatas” a los aspirantes de su propio partido y mirar cómo a diario se expresa de sus opositores, los empresarios y quienes no comparten su opinión, qué dirían los editorialistas de antaño?
¿Cuál sería la opinión de don Carlos Ortiz Gil, de mi querida Rosaura Barahona, de Ricardo Omaña, de mi maestro de preparatoria Franz Bouschpies, de mi admiradísimo y entrañable Silvino Jaramillo Osorio, qué diría René Alonso Estrada o Américo Leal Villarreal? ¿Cómo lo interpretaría Jorge Villegas? ¿Qué pensarían de todo esto el Maestro Francisco Cerda o Abelardo A. Leal?
Y es que hoy leo y escucho muchos puntos de vista con los que puedo o no estar de acuerdo, pero también soy testigo de la forma en que, aparentando ser paladines de la justicia, algunos actores sociales se entrometen para buscar ventaja y sacar ganancia o bien, de la descarada manera en que algunos, sin el mínimo pudor, se desgarran las vestiduras para defender cuestiones francamente indefendibles.
Y aunque tengo mis opiniones al respecto no externaré ningún punto de vista por una sencilla razón: quien está perdiendo hoy es Nuevo León y su sociedad y no seré yo quien abone a ninguno de los bandos en disputa, porque lo que hoy se requiere es que todos, pero todos, cedan y antepongan el bienestar de la comunidad por encima de sus pretensiones personales o de grupo.
Estoy cierto que a todos esos viejos periodistas, como me ocurre hoy a mi, les daría vergüenza el actuar de la clase política y en mucho, también, de la forma en que se escribe y se habla de un tema que es verdaderamente delicado para la vida y futuro de nuestra Entidad.