Por Félix Cortés Camarillo
Leyendo un texto excelente de una escritora checa sobre la película Pinocchio de Del Toro, me percaté de que yo nunca tuve la tentación de identificarme con alguno de los personajes de los cuentos de mi infancia. La casa de mi padre (que ayer celebró con doña Lupita 83 años de su boda) era de pocas fantasías y muchas realidades. Por eso, yo vendía casa por casa aceite de pino para trapear pasillos, luego servilletas de papel y sartenes de acero. Así aprendimos, todos, a trabajar. Y no a vivir fantasías; y de ello soy agradecido.
Pero si hoy tuviera que hacerlo, me sentiría vestido en calzas verdes como Peter Pan en el país de Nunca Jamás. Porque en este México de hoy las precampañas para la presidencia del país, no lo son. Porque las corcholatas lo único que no están buscando es sentarse en la silla de Lopitos. Ellos sólo quieren ser coordinador(a) de los comités de defensa de la revolución cubana. Ay, se me chisporroteó: defensa de la Cuarta Transformación.
Porque las mantas, cachuchas, camisetas, espectaculares en las calles y carreteras de todo el país, han sido pagadas –y seguirán siendo así- por los ahorros personales de los aspirantes, pero desde luego no de los méndigos cinco millones que por decisión del presidente López les regalaremos a tres –Adán, no tan Augusto, ya dijo que a él le sobran- los mexicanos que pagamos impuestos estamos dándoles.
Aquí, en este país de fantasía. No pasa nada.
Hasta que un día pase.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Si mis editores me lo permiten, obsequiaré aquí una cápsula lingüística. En el diccionario de la Real Academia Española, la primera definición de sátrapa es: “Gobernador de una de las provincias de la antigua Persia”. Seguramente, el estilo personal de alguno de estos delegados del poder central inspiró la segunda opción para el término: “persona que gobierna despótica y arbitrariamente y que hace ostentación de su poder” Con todo respeto a la anticuada y decadente academia, yo le sugiero una tercera versión para el término sátrapa: “burdo intento de ser el favorito clon de un presidente que ya se va y que sigue pensando que es el dueño del país”. Cuitláhuac García, gobernador constitucional del estado libre y soberano de Veracruz Llave mandó encarcelar a una jueza. Ella salió libre y fue al Senado de la República a recibir un reconocimiento por su respeto al ejercicio de la ley. La policía de Veracruz fue a la capital de la República, la detuvo a golpes y sombrerazos y la mandó al Penal de Pacho Viejo allá en mi amado estado, donde aún estaba cuando esto escribo. Yo solamente espero que por mi humilde sugerencia al diccionario no vengan a buscarme los policías del democrático cuatroteísta libre y soberano estado de Veracruz Llave para meterme al bote y conozca yo el penal de Pacho Viejo por un rato; que esperaría sea breve.
