Por Félix Cortés Camarillo
La retirada de Lilly Téllez en la carrera por la candidatura presidencial ha puesto al descubierto un par de cosas: la porquería de la política mexicana tradicional, cuyos trastupijes sacaron de una carrera sin destino a la popular locutora que no podía soportar tanta mierda; el oportunismo abominable del presidente López al enterarse del asunto: prestamente soltó que la senadora Téllez se había salido porque le dijeron que ella no era la escogida de Claudio X. González y que la semana que viene él dará a conocer el nombre del candidato (a) de la oposición.
Su intención será quemar al que le resulte más amenazante a su proyecto. Obviamente pondrá el nombre de Xóchitl en su numerito. Los opositores, si tienen tres dedos de frente, no caerán en su trampa. Ya lo veremos. Y muy pronto. Y con muchas sorpresas.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Catalina María del Sagrado Corazón Fernández-Veraud Vela, celebridad del mundo efímero de la televisión mexicana y personaje de mis profundos afectos, murió ayer. Le nombraban simplemente Talina. Para mí, era Jano: la de los dos rostros. Alguien la bautizó como la dama del buen decir, y era cierto. Mujer de lecturas, sabía expresarse con elegancia en inglés, francés y alemán, pero cuando quería podía dejar chiquito al más florido carretonero, sin que la maledicencia fuese en momento alguno ofensiva. Su presencia, atuendo y elegancia podría hacerla pasar por integrante de las élites monárquicas o del dinero; sin embargo, madre joven divorciada dedicó todos sus años a luchar cuesta arriba en un medio difícil, batallando como cualquier hija de vecindad porque llegara el fin de mes y algún estipendio para sacar adelante a sus dos hijos y a su hija.
Pero de sus múltiples rostros, el que yo conservo es el de la alegría de vivir, su juguetona manera de enfrentar la vida, su versatilidad para disfrutar la vida musical, humorosa, amorosa, sexual, y amistosamente. Así conservo su imagen. Protagonizando en el Insurgentes uno de mis favoritos musicales Anything Goes, de Cole Porter o la comedia exquisita La Mujer del Año.
Por angas o por nalgas, como diría Talina, no la vi en los últimos años. Sé que comenzó a morirse hace 18 años con el sorpresivo fallecimiento de su hija y el galimatías de nietos, yerno y otras molestias. Le tomó un rato salir de ello. Solamente deseo que esa salida no haya sido ni prolongada ni físicamente dolorosa.
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