Por Francisco Tijerina Elguezabal
“No vayas a creer lo que te cuentan del mundo (ni siquiera esto que te estoy contando)
ya te dije que el mundo es incontable”
Mario Benedetti
Me parece increíble el que en pleno siglo XXI muchísimas personas sean tan fácilmente manipulables; después de todo la dinámica moderna nos obliga a guiarnos más por la percepción que por el raciocinio y pocas veces nos detenemos a pensar y sobre todo a analizar cada situación.
En días recientes en Santiago un joven matrimonio se convirtió en el centro de la noticia al denunciar que derivado de una denuncia escolar sus tres hijas, una de un mes de nacida, habían ido a parar en custodia al DIF estatal ya que los padres fueron acusados de maltrato infantil.
En un video que se convirtió en viral el padre cuenta su versión de cómo su hijastra se golpeó en el rostro al resbalarse y caer en la entrada de su casa; sin embargo al acudir a su escuela la menor dijo que el hombre la había golpeado y así inició toda esta historia.
No puedo decir que los padres sean culpables o inocentes, pero sí que al conjuntar todas las piezas de este rompecabezas queda una fuerte duda razonable de que esas niñas están en riesgo.
Lo increíble de todo es la manera tan irresponsable en la que muchas personas critican a las autoridades dejándose llevar por cualquier tipo de cosas sin detenerse a pensar en la seguridad de las pequeñas; peor aún, el que existan seres humanos tan ruines que con tal de obtener beneficio político se dediquen a alborotar y meter más ruido en el caso.
Muy modernos, muy modernos, pero seguimos igual que hace siglos, soñando, dejándonos engañar, siendo manipulados y todo por pensar que quien aparece como “débil” es quien tiene la razón, sin darnos cuenta de que puede estarnos mintiendo.