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La orgía de los moluscos

Por José Francisco Villarreal

En mis lejanísimas juventudes de prepa, uno de mis amigos me pidió que lo postulara como representante de grupo. Me negué. Sabía que su intención no era representar al grupo sino iniciar una carrera política, no sólo universitaria. No se molestó, le dio risa. Igual quedó como representante del grupo, propuesto por alguien más. En un mes el grupo lo “derrocó” y me puso en su lugar. Acepté a regañadientes. Mi amigo me recomendó renunciar, dizque porque había personas muy importantes que lo querían a él en la política interna de la prepa, y eran “capaces de todo”. No me molestó, me dio risa, pero hasta ahí llegó la amistad. Y seguí ocupándome de cosas académicas y administrativas del grupo durante el resto del año. Luego él destacaría como político y funcionario, hasta su muerte. Como diría mi agüela: “Ya está juzgado de Dios”. En cambio, su partido sigue vinculado al divino proceso judicial, que aclararía muchas dudas, así sea a costas de la resurrección (de su partido, no de mi excompañero). Aquel fue mi primer acercamiento a la política donde opté dedicarme a la “función pública universitaria”, deslindarme de facciones y grillas, y jugar “burro-bala” con la raza. A pesar de todo, la política, aún la incipiente, tiene su encanto. Es como una orgía de moluscos gasterópodos desnudos: repugna y fascina. Babosos y arrastrados, les diría mi agüelo.

Algo me quedó claro: el candidato, sea que se proponga por autosuficiencia o por “personas muy importantes” y “capaces de todo”, tiene una idea del poder muy heliocéntrica. La democracia exige la vinculación horizontal y efectiva del candidato, funcionario en ciernes, con los ciudadanos. Un gobierno creado con este principio soporta cualquier cosa, menos una intervención extranjera. Olvida nuestra novedosa “derecha trotskista” a los guajolotes y las gallinas que se ofrecieron para sufragar los costes de la expropiación petrolera. No lo sé, quiero suponer que en esa prehistoria democrática hubo también empresarios “zurdos” (esas opulentas quimeras) que sumaron sus aportes al esfuerzo de don Lázaro.

En el episodio circense de las recontraprecampañas electorales, la fuerza política que se ha mantenido relativamente al margen ha sido Movimiento Ciudadano.

Los requiebros públicos de PRI y PAN (no sé si del agónico PRD también), son como los ingenuos cortejos de primaria cuando se usaba el alcahuetazgo: “Dile a fulanita que si quiere ser mi novia”… “Que dice (fulanita) que no”. Esa no es vinculación con los ciudadanos, porque los frentistas amplios, vía medios de comunicación, nos quieren usar como alcahuetes para conquistar a MC. Ningún ciudadano va a torcerle la manita a Dante Delgado para que se una a la pandilla presidencial opositora, al contrario, nos quedan muy claros los argumentos de Dante para negarse… por ahora. El anchuroso frente inició como una campaña preelectoral de facto. El afrentoso frente de enfrente, oficialista, sí cumplió en tiempo y forma con el protocolo legal de su registro aunque siga siendo una mal disimulada campaña preelectoral. Sus corcholatas, sin cargos ni fueros, se exponen a los francotiradores de la oposición. Por el contrario, las principales taparroscas opositoras siguen parapetadas en su fuero y cobrando sus sueldos. Eso, a ojos de Juan Pueblo, no luce.

El desaseo opositor ha llegado al extremo de intentar callar a don Andrés mañanero. ¡Demasiado tarde! En el supuesto que las acusaciones de don Andrés contra las taparroscas sean falsas, la defensa de estas ha sido más tangencial que contundente; llorona a veces, grosera y vulgar otras. A Bertha X., a pesar de que se ha cuestionado in situ su apresurada biografía, ningún medio ha llegado al fondo de ese rastro ni para confirmar ni para desmentir. Su trayectoria sigue siendo ese dogma curricular emitido por el frente opositor, y comentarios, editoriales, columnas o notas, se columpian de la misma liana. ¿Es lo que dicen que es? Como diría el querido Juanga: “Lo que se ve no se pregunta”, y esa es la medida del juicio popular, no los arrumacos de los medios. Intentar callar la Mañanera es una tontería. Don Andrés, contra lo que le achacan los coros frenéticos arreados por C. Xavier, no es tonto. Durante lo que va de su sexenio, no sólo ha incrementado el vínculo con los ciudadanos es sus mañaneras, además lo ha estado reforzando con giras breves pero constantes por todo el país. Vinculación, de eso se trata. Los liderazgos etéreos voceados en medios ya no funcionan. Los ciudadanos nos hemos vuelto muy socarrones y cábulas.

Las corcholatas llevan ventaja en campaña sobre las taparroscas; su estrategia es la misma de don Andrés: placeo. Pocos o muchos, simpatizantes o acarreados, el contacto ha sido de sudor a sudor.

Los presuntos acarreados por cualquier bando acabarán o convencidos o resentidos, y votarán en consecuencia. El acarreo no asegura votos, sólo fotos panorámicas. La cobertura mediática para los morenos ha sido constante pero normalmente en contra, acentuando las diferencias entre los aspirantes a la dirigencia del movimiento moreno (precandidatos naturales a la presidencia). Hay coberturas verdaderamente vergonzosas. Por el contrario, a doña Bertha X., sí le aseguran titulares y columnas favorables, muchas de estas muy gratuitas y francamente fabulosas. Supongo que hasta festejarán las mentadas en su encuentro con la finísima y “alambreada” Maru Campos, y el curioso bocado que mordisqueó en su visita a Chihuahua. Conocen tan poco al pueblo que confunden lo popular con lo vulgar y lo procaz. ¿Esto es vinculación con los ciudadanos o puro marketing? Es de esperarse que habrá distinguidos seguidores de Bertha X., que justifiquen nerviosamente estas ocurrencias escondiendo su Manual de Carreño y honrando la vieja definición de la política mexicana como “el arte de comer mierda sin hacerle ascos”.

Para colmo de males y peores, también “habló el buey y dijo: ¡mu!”. Vicente lanzó uno de sus tantos tuits; ofensivo en general, discriminante en particular (esas deplorables virtudes tan queridas por la ultraderecha). Fox olvidó pronto su ascendencia alemana (Fuchs) y donostiarra (Quesada). C. Alazraki debió sufrir un urgente calambre mientras sopeaba su propio chocolate. Cualquier persona sensata toma las burradas de Fox como de quien viene, su incoherencia es hasta divertida. Pero Acción Nacional lo ha presumido como estandarte del patriarcado albiazul, y han celebrado y alentado sus dislates. De pronto se les volteó el chirrión por el palito… o la tepocata, diría Vicente. Esto desató la reacción reaccionaria, omitiendo generalmente a todos los ofendidos, y destacando su “indignación” por el intento de ofensa étnica contra Claudia Sheinbaum. Indignación que, por cierto, se cura en salud por el origen de todo, el tema del que se quejan pero que ellos iniciaron antes de este sexenio y siguen fomentando: la polarización. Tema que a don Andrés no le interesa concluir. Si alguien ha visto cómo chillan y se amontonan los zanates en los árboles al atardecer, perfectamente ubicables, entenderá los motivos del tabasqueño. Ni la mañosa disculpa de Fox, ni las disparejas excusas de la comparsa opositora, sanarán el daño autoinflingido. Aunque el mensaje tuvo sus receptores bien previstos en el closet “ultra”, porque estoy seguro que no pocos festejaron, compartieron o asumieron ese tuit. Ningún deslinde matiza eso. Este mensaje radical y específico, por supuesto, tampoco es vinculación con los ciudadanos sino todo lo contrario: es el “Deus vult” de una cruzada ultraderecha contra la infame e infiel plebe huevona.

Con demandas y mordazas, novísimas e insólitas reglas del juego, y con el tan relativo “silencio mañanero”, se lleva la recontraprecampaña electoral a los medios, ese coliseo de fantasmas. Corcholatas y taparroscas buscan la presidencia, pero las corcholatas compiten ladinamente por una candidatura, en tanto que las taparroscas ya la tienen y están en campaña presidencial. Pero los ampliofrentistas quieren boxeo de sombra, discutir entre ellos como en una fuga musical: la misma melodía en diferentes tonos. Lo que sea para posicionar a la taparrosca que les han “sugerido” impulsar. Inundar los medios con una novela por entregas que no aguantaría ni la más chambona crítica literaria. No les importa la vinculación real con los ciudadanos sino “vender” un producto adulterado con tantos encomios que debería incluir el etiquetado de Salud y un “quién es quién” en Profeco, no en la Mañanera.

Las corcholatas, pian pianito, siguen la ruta del Peje. El ejemplo más claro es Fernández Noroña, convidado del PT. Con poca o ninguna cobertura y publicidad, sigue picando piedra y divulgando el evangelio moreno. Porque eso es lo que hacen, consolidan la continuidad de un régimen no de un personaje. ¡Don Andrés ya qué!, a pesar de todos y de él mismo ya se ganó un retablo para la iconodulia popular.

Vinculación es la clave. La profusión mediática pudo funcionar en otros tiempos, pero si algo ha causado este régimen ha sido la exposición pública de intereses y prejuicios de los medios de comunicación. Los otrora columnistas líderes de opinión sólo conservan el nombre, ya no la confianza de la gente. Hay un periódico local que tuvo mucha fama, y que en casa compramos sólo los domingos para poner en el piso de las jaulas de las palomas y el gorrión. Aunque no sea un hecho generalizado, la politización de la gente ya es enorme. La oposición, soberbia, arenga por la igualdad de todos pero desde la excepcionalidad propia. Cometió, y sigue cometiendo el error de la Iglesia Católica, que dejó de evangelizar al institucionalizarse. Unos conservan militantes y otros feligreses, pero con muy poca fe los otros y muy poca lealtad los unos. En lugar de que la oposición capitalice esta recontraprecampaña y la politización para restablecer vínculos con los ciudadanos, organiza guiñoles en los medios y con actores mediocres, un escenario y un reparto inverosímiles. Espectáculo repulsivo pero fascinante, como una orgía de moluscos… No, los medios ya no rigen a la opinión pública. ¡Hay que vincularse en corto, sudar la calle! Por cierto, magistrados y consejeros electorales, no nos hagamos tontos, la carrera por la presidencia no inició en los partidos sino en las lenguas “proféticas” de los “opinólogos”, y hace mucho tiempo. Ahí está el joven Luis Donaldo que, a su pesar o a su gusto, lo traen entre las patas de los caballos desde que asumió la alcaldía de Monterrey. La lengua tiene freno, la pluma no.

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// José Francisco Villarreal

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Autor: stafflostubos
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