Por Francisco Tijerina Elguezabal
“En el camino perderás personas y cosas. No te pierdas con ellas”
Frase célebre
Cada vez me convenzo más de que las nuevas generaciones se alejan irremediablemente, pero además con una prisa que asusta, de la práctica del arte de la política.
Como si se tratase de un “reset” o vuelta a los inicios, el diálogo y la negociación tienden a desaparecer para dar paso, cual regresión, a las épocas de las cavernas, del todo o nada, en la que las cosas se obtenían por la fuerza y no por la razón.
Cada vez noto con mayor preocupación que los espacios para sentarse en torno a una mesa a realizar acuerdos mutuos en el clásico estira y afloja, en donde obtengo a cambio de ceder, se cierran, aunque eso sí, hay que reconocer que preocupados por la imagen, han encontrado una y mil maneras de simular que atienden al pueblo y que lo escuchan, aunque todo sea una puesta en escena, ya que el objetivo es uno y no lo van a modificar, suceda lo que suceda.
Aquí, hoy, todo es blanco o es negro, no hay tonos intermedios de gris y, lo que es peor, si no estás conmigo, estás en mi contra. Tal parece que no conciben otra forma de ejercer que no sea por el avasallamiento, convirtiendo a los adversarios en esclavos.
Todo sería más sencillo si para comenzar, dejasen de prevalecer los intereses personales y de grupo y en todo momento antepusieran los de la sociedad en su conjunto, entendiendo que para que sea exitosa una negociación se busca ganar lo más y perder lo menos, pero recordando siempre que quien por encima de todo debe ganar, es la ciudadanía.