Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Eugenio Garza Sada, el hombre que vendió cerveza

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

Los regios de hoy saben de Eugenio Garza Sada por el nombre de una calle importante de Monterrey y, si acaso, algunos tienen conocimiento de que fue un empresario exitoso. En Monterrey Eugenio es “Avenida Garza Sada”. Los herederos del magnate de la cerveza no siguieron inculcando a las nuevas generaciones su legado empresarial, ajenos a su sombra, hasta se vendieron a Heineken. Los herederos de Eugenio Garza Sada traicionaron a Garza Sada.

“Hombre sencillo y bromista de sí mismo, en una ocasión, al acudir a una convención de Sembradores de Amistad en la ciudad de Houston, Texas, uno de los participantes le preguntó a qué se dedicaba, como era característico del hombre de negocios regiomontano, su respuesta fue concreta y escueta: ‘Yo vendo cerveza’ (Eugenio Garza Sada. Ideas, acción, legado. Gabriela Recio Cavazos, Editorial Font, 2017, p. 105)”.

Como a Alejandro Junco de la Vega no le importa mentir, hoy publica en Reforma y sucursales una nota digna de Alarma!: “Con la defensa de las acciones guerrilleras de hace 50 años, en las que enaltece secuestros y asesinatos, a los que llama ‘ajusticiamientos’, como el crimen de don Eugenio Garza Sada, la SEP instruye a los maestros de secundaria a seguir ese legado”.

Marc Bloch aseguró que “Sería infligir a la humanidad una extraña mutilación si se le negase el derecho de buscar, fuera de toda preocupación de bienestar, cómo sosegar su hambre intelectual”. El problema de la historia oficial reciente es que teníamos una historia sesgada y, peor, “mutilada”. La misma ciencia de los hombres, en este caso los mexicanos, en el tiempo: “las sociedades por fin aceptarán organizar racionalmente, con su memoria, el conocimiento de sí mismas”.

Para nuestros niños la lucha guerrillera era un desconocimiento social, ahora se corrige ese error histórico, pero no se trata de enaltecer asesinatos y secuestros, se trata de que nuestra sociedad tenga conocimiento de sí misma, como apuntó Marc Bloch en su Apología para la historia o el oficio de historiador (FCE, 2006).

“El año que murió Eugenio Garza Sada, México se encontraba convulsionado… Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) organizó de forma eficiente las Olimpiadas (1968) y el Mundial de Futbol (1970) a la vez que silenció cualquier voz que disintió con las políticas de gobierno, como lo hizo con los estudiantes de Tlatelolco poco antes de que dieran inicio las justas olímpicas. Las clases medias que habían ensanchado su participación económica y cuyas demandas políticas y sociales no eran cabalmente escuchadas dieron como resultado manifestaciones, huelgas y exigencias sociales de médicos ,maestros y estudiantes universitarios, quienes tomaron por sorpresa a un anquilosado sistema político. Quedó de manifiesto que el gobierno no contaba con canales adecuados para atender a estos sectores y más grave aún fue que la mayoría de las veces utilizó la fuerza para silenciar las protestas. La dura respuesta por parte del gobierno propició que muchos grupos decidieran utilizar la vía armada para exigir que se les escuchara. Como consecuencia, aparecieron grupos que utilizando los secuestros y atentados sumieron al país en una espiral de violencia”.

Lo anterior no aparece en los libros de texto, aunque su narrativa es muy similar a la denunciada por Alejandro Junco de la Vega, aparece en la página 17 del libro de Recio Cavazos, que es la biografía oficial de Eugenio Garza Sada. El libro de texto coincide con la biografía esencial del empresario regio: “El secuestro como arma político-militar no fue una estrategia en donde la Liga Comunista 23 de Septiembre lograra alguna victoria… Más allá de las bajas y las acciones desafortunadas, la existencia del radicalismo era ya un hecho incuestionable en los imaginarios colectivos”.

El libro de texto coincide esencialmente con la biografía oficial de Eugenio Garza Sada, pero Junco de la Vega quiere no sólo manipular la información, también quiere manipular la historia. Y si Alejandro leyera un poco, sabría que el verbo “ajusticiar” no significa «hacer justicia» sino, obvio, ejecutar.

Fuente:

Vía / Autor:

// José Jaime Ruiz

Etiquetas:

Compartir:

Autor: stafflostubos
Ver Más