Por Francisco Tijerina Elguezabal
“El agua es el elemento y principio de las cosas”
Tales de Mileto
Sí, sí, sí, ahora resulta que todo el mundo le advirtió a Juan Ignacio Barragán que se equivocaba en sus predicciones sobre los que la zona metropolitana de Monterrey no tendría más problemas de abasto de agua por largos años y que era bastante, mucho, muy posible, que la crisis retornara en un año, como finalmente ocurrió.
Los amanuenses y corifeos que en aquel entonces despotricaban contra quienes dudaban de las versiones oficiales, hoy simplemente guardan silencio y hacen “como que la virgencita les habla”.
Y a pesar de los pesimistas el asunto se resolverá, porque por simple lógica, algún día tiene que llover y así como ocurrió el año pasado, volverán las presas a reabastecerse y los pozos tendrán de nuevo líquido… el problema es que cada vez resulta más difícil el pronosticar el comportamiento de la naturaleza por el cambio climático.
Y así, más que a la sequía, debo aceptar que tengo pavor del evento inverso. Si con unas simples lluvias Monterrey y su zona metropolitana caen en el más completo caos, ¿qué pasaría se de pronto padecemos una temporada fuerte de lluvias?
Un evento de esta naturaleza nos vendría a recordar lo que todos sabemos: no tenemos una red que desfogue las aguas, ya que las existentes son caducas, obsoletas y les hace falta mantenimiento, además de que se ha construido en exceso, lo que multiplica los riesgos.
Sí, hay que resolver el problema del agua, pero debemos hacer énfasis, el problema no es sólo su falta, sino también su exceso y en eso nadie se está fijando.