Por Félix Cortés Camarillo
El 30 de noviembre de este año se cumplirá el primero desde el lanzamiento de la llamada inteligencia artificial, el programa ChatGPT (literalmente “conversación por medio de un transformador entrenado para generar”), que a partir de un programa que sigue en evolución es capaz de armar un texto sobre cualquier materia a partir de lo que tenga almacenado en su memoria.
A poco de iniciado el sistema surgió la posibilidad de hacer lo mismo con imágenes, incluyendo imágenes informativas o de entretenimiento. Y ahí se empezó a tocar al arma. A menos de un año de su presentación en sociedad, la inteligencia artificial –que cumplirá un siglo en el 2035- tiene de patas arriba al mundo, con sus falsas verdades e imágenes inventadas.
La primera vez parecía un chiste simplemente irreverente: el Papa Francisco –bueno, su rostro- arropado en un enorme anorak blanco e imagen que le dio la vuelta al mundo. La semana pasada, a propósito de los problemas judiciales que tiene Donald Trump circularon por doquier varias supuestas fotografías de una detención que nunca existió. Apenas el jueves que viene el expresidente comparecerá a juicio acusado de ordenar el pago de abundante de su dinero a una actriz de cine porno con la que se acostó hace años, a cambio de su silencio. En contra de lo que muchos desearan Trump no ha estado preso.
El desarrollo tecnológico y el desenfreno de las redes llamadas sociales se están conjugando para la desaparición de la verdad verdadera para sustituirla por una verdad hecha a la medida. La cadena CNN dio a conocer un anuncio televisado en los Estados Unidos, aparentemente con el patrocinio del gobernador de la Florida, De Santis, donde se “demuestra” con una voz generada por computadora idéntica a la de Trump, dando instrucciones para cometer delitos electorales en las presidenciales del 2020 en Estados Unidos.
Ronald De Santis, quien aspira a ser presidente de su país, acusa a Donald Trump de ser demasiado blando en contra de los migrantes y de los mexicanos. Y no tiene nada que ver con ningún tipo de iteligencia.
El que sí tiene que ver es Alan Turing. Genio matemático británico, que en 1935 anunció la posibilidad de hacer “una máquina de memoria ilimitada, con un indicador capaz de navegar de adelanta hacia atrás y viceversa, leyendo los símbolos almacenados, agrupándolos y creando nuevos”. A su idea se le llamó “Máquina Turing”.
Todas las computadoras en el mundo, hasta el día de hoy, son máquinas de Turing.
El sabio tiene una historia fascinante, que se recoge en una película inglesa de 2014 (The Imitation Game, sobre el trabajo de Turing y su equipo en el diseño de una computadora capaz de descifrar durante la Segunda Guerra Mundial, los mensajes cifrados del Tercer Reich a sus naves de guerra. La efectividad de esa operación llamada Enigma, salvó muchas vidas y ayudó a vencer a Hitler.
En 1952 el genio fue sometido a proceso en Londres, con la misma ley que juzgó 50 años antes a Oscar Wilde por homosexualidad, que él no negó; dos años después se le halló muerto por una intoxicación cianurohídrica. Una versión indica hacia el suicidio; la otra a muerte accidental. Elizabeth II le dio al científico en 2013 el perdón póstumo por su condena bajo una ley que ya no existe en el Reino Unido.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Si hay una palabra que arropa a todos los aspirantes a suceder a Lopitos, y a los acólitos que les rodean, es unidad.
Si hay algo de lo que todos ellos carecen es precisamente de ella.
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