Por José Jaime Ruiz
«Ya no tengo interés de participar en un proyecto que no entiendo, que se construye de manera unilateral y que simple y sencillamente nos quiere someter a todos a la voluntad de quienes coordinan el partido a nivel nacional. No quiero pelear ni disputar nada, que ellos tomen sus decisiones y que tengan suerte”, comentó el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, al romper su relación con el senador Dante Delgado, líder moral o inmoral de Movimiento Ciudadano.
Alfaro se equivoca, decantarse por Xóchitl Gálvez y el gerente de la oligarquía, Claudio X. González, será su fin político. La apuesta de Dante Delgado es una apuesta triunfadora, así lo celebró en carne propia Enrique Alfaro, así lo ejemplifican Luis Donaldo Colosio Riojas y Samuel Alejandro García Sepúlveda. En el futuro cercano, Movimiento Ciudadano desplazará al PRIAN como segunda fuerza político-electoral en el país.
Como lo menciona en la entrevista que Sabina Berman le realizó a Dante Delgado para Canal 14 y que se transmitirá este jueves por la noche, Movimiento Ciudadano es un partido progresista y Morena, el Movimiento de Regeneración Nacional, integró parte de la agenda y proyecto de MC a su propio proyecto. Para Dante Delgado, el presidente Andrés Manuel López Obrador es un amigo. Movimiento Ciudadano está más cerca de Morena que de los mochos del PAN y de los hipócritas del PRI. Movimiento Ciudadano desplazará al PRIAN del espectro político como un partido progresista, tirado a la centro-izquierda.
Enrique Alfaro se suma a la inercia, a lo que los abuelos llamaron naftalina política, al conservadurismo trasnochado. Alfaro exuda decrepitud, es lo rancio, lo viejo. Estrictamente en contra, el gobernador de Nuevo León, García Sepúlveda, es presente y futuro, con errores y aciertos.
Atardecidos, el PRI, el PAN y Alfaro, aún no se dan cuenta no de su bajo nivel de aceptación, que lo tienen, sino del alto, inmenso nivel de rechazo de sus institutos políticos entre los mexicanos. Alfaro se equivocó al separarse de la innovadora política de Dante Delgado. Y Samuel Alejandro no se puede equivocar con el canto de las sirenas que le piden dejar de ser gobernador por una aventura no sólo inalcanzable sino suicida, es decir, buscar la Presidencia de la República porque, si Enrique Alfaro va de salida, García Sepúlveda va de entrada.
Encontrar en la historia enseñanzas es la tarea de todo político. El general Bernardo Reyes, el más trascendente gobernador de nuestro estado, y en otras circunstancias por supuesto, sólo buscó la Presidencia de la República cuando transformó de raíz a Nuevo León.
