Las campañas de igualdad de género, las acciones afirmativas y el buen desempeño de las gobernantes detonaron un cambio social que abre las puertas para que una mujer llegue a Palacio Nacional.
El cuartel general del Partido Acción Nacional (PAN) era un hervidero de pasiones y razonamientos basados en estudios de opinión de la época. Las encuestas señalaban que Margarita Zavala era la mejor opción para competir en las elecciones presidenciales contra Andrés Manuel López Obrador. Pero los cercanos al dirigente Ricardo Anaya se esmeraban en buscar argumentos para cerrarle el paso a la aspirante; informa MILENIO.
“Los mexicanos no votarían por una mujer, la tasa de rechazo es del 25 por ciento”, atajó uno de los jóvenes asesores.
Un ex diputado federal recuerda cómo iniciaron una campaña interna para mover dicha tesis entre las bases y dirigentes panistas. Zavala fue perdiendo apoyos poco a poco, hasta que en octubre de 2017 anunció su renuncia al PAN para lanzarse como candidata independiente. Anaya, en cambio, se echó al hombro la bandera azul y contendió contra Morena, quedando en un lejano segundo lugar.
Pero los tiempos cambian. Un estudio de opinión realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revela que nueve de cada 10 mexicanos avalan que una mujer sea electa como presidenta de la República. Ahora sólo 8.6 por ciento de los ciudadanos rechaza votar por una de ellas.
Tomando en cuenta la lista nominal con corte al 31 de agosto, 87.7 millones de personas no tienen inconveniente en votar por una mujer en los comicios de 2024. El 52 por ciento son mujeres.
Los nuevos aires políticos permiten que Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez compitan en condiciones más favorables que las que enfrentaron Rosario Ibarra de Piedra (1982 y 1988), Cecilia Soto (1994), Marcela Lombardo (1994), Patricia Mercado (2006), Josefina Vázquez Mota (2012) y Margarita Zavala (2018).
Salvo Vázquez Mota, quien obtuvo 26 por ciento de los votos, las demás no superaron el tres por ciento de las preferencias ciudadanas. Eran otras épocas.
En entrevista con MILENIO, Heidi Osuna plantea que “el cambio social” se debe en parte a que las acciones afirmativas han sido bien recibidas por la población. “Ahora vemos paridad política, los partidos tienen que incluir a por lo menos 50 por ciento de mujeres en sus candidaturas a las gubernaturas y a las cámaras de Diputados y Senadores”, comenta la directora general de la encuestadora Enkoll.
Osuna, maestra en Elecciones y Dirección de Campañas por la Universidad de Fordham (Nueva York), explica que los mexicanos están asociando la palabra “mujer” con los conceptos “cambio” y “renovación”. El buen desempeño de muchas gobernadoras y legisladoras también está siendo registrado por los votantes, quienes además llevan ya varios años expuestos a campañas sobre la igualdad de género.
“Claudia y Xóchitl serán las protagonistas del 2024, sobre ellas recaerá la responsabilidad de que tengamos campañas diferentes, menos sucias; ambas son mujeres con mucho oficio político. Ya lo vimos en el Estado de México, tanto Delfina Gómez como Alejandra del Moral hicieron campañas muy civilizadas”, sostiene Heidi Osuna.
Los asegunes
La Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis, 2022) también plantea que dos de cada 10 mujeres han sido reprimidas por expresar sus opiniones políticas, una circunstancia que, sin embargo, ha ido a la baja en los últimos años.
El dato resulta relevante debido al incremento de mujeres que ocupan espacios políticos, una victoria social que no comparten las comunidades trans y gay: 37.5 y 34.6 por ciento de la población rechaza votar por integrantes con esas identidades de género, respectivamente.
De acuerdo con un estudio de Enkoll publicado en marzo del año pasado, la mayor resistencia para apoyar a una candidata presidencial está entre los mayores de 45 años y los ciudadanos apartidistas. Dos de cada 10 personas de estas franjas no votarían por Claudia o Xóchitl. El 15 por ciento de los panistas tampoco avala a una mujer presidenta.
La cantidad de mexicanos mayores de 65 años con credencial para votar asciende a 12.3 millones, toda una resistencia que tendrán que vencer las dos aspirantes presidenciales. Aunque en este terreno Sheinbaum lleva ventaja debido a las simpatías que tienen los ancianos con los programas sociales de López Obrador.
Aunque los estudios del pasado sobre la participación política de la mujer no son tan completos y detallados como la Enadis 2022, una investigación académica publicada en 2012 en la Revista Mexicana de Sociología señala que 20 de cada 100 mexicanos deploraba votar por una mujer presidenta. Otras encuestas colocan la tasa de rechazo hasta en 40 por ciento.
A ese público apelaban los asesores de Ricardo Anaya en el lejano 2017. “Estoy sorprendido del nivel de aceptación que ha tenido Xóchitl en el partido, hay mucho entusiasmo con su candidatura, aunque obviamente hay ese sector ultraconservador que prefiere no votar que apoyar a nuestra candidata”, comenta el ex diputado federal panista.
“Claudia nos tiene vueltos locos, ya viste cómo se impuso a las cinco corcholatas varones, es heróico, una mujer ganándole a cinco hombrones de la política. ¡Le sacó 14 puntos al segundo lugar!”, reflexiona un morenista que participó en la campaña de Adán Augusto López.
Mujeres en el poder
Claudia y Xóchitl se encarrilan a una elección presidencial histórica a 70 años de que se plasmara en el Diario Oficial de la Federación (DOF) –17 de octubre de 1953– el derecho de la mujer a votar. Desde entonces vimos desfilar en los cargos públicos a la primera gobernadora, Griselda Álvarez (Colima, 1979), a la que le siguieron otras ocho mandatarias estatales –incluida Beatriz Paredes en Tlaxcala, 1986–.
Hasta 2018 sólo nueve mujeres habían sido gobernadoras. Con el triunfo de Delfina Gómez en el Estado de México, el país tendrá una decena de mandatarias estatales electas (ocho de Morena, dos del PAN). Esto quiere decir que tres de cada 10 habitantes viven en una entidad comandada por una mujer.
La equidad de género también se observa en las cámaras de Diputados y Senadores, donde casi la mitad de las curules y escaños son ocupados por mujeres, al igual que en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y el Instituto Nacional Electoral (INE), organismos que están presididos por Norma Piña y Guadalupe Taddei. Muchos otros espacios relevantes de la política nacional tienen fuerte presencia femenina.
Y a juzgar por las encuestas y las apuestas de las dos grandes coaliciones partidistas, las puertas de Palacio Nacional se abrirán para una mujer en el cercano 2024.
Imagen portada: Jesus Quintanar | MILENIO