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Por Francisco Tijerina Elguezabal

“Ni una inteligencia sublime, ni una gran imaginación, ni las
dos cosas juntas forman el genio; amor, eso es el alma del genio”
Wolfgang Amadeus Mozart

Si me pidiesen describir en una sola palabra la personalidad del Dr. Luis Eugenio Todd respondería que “amor”. Amor por todo cuanto hacía, por los proyectos que emprendía, por sus familia, sus amigos, sus semejantes y por la ciencia.

Amor que transformaba en pasión al defender sus ideas y conceptos y que en un momento podía convertirse en dulzura cuando aplicaba toda su sabiduría al servicio del hombre que era, en esencia, el centro de su universo.

Médico, científico, académico, impulsor del deporte, servidor público, político, analista, en todas sus facetas el Doctor Todd fue siempre igual, siempre mantuvo una entrega absoluta y una vez que se entregaba a una idea o una amistad, un hombre con una lealtad inquebrantable.

Tuve la fortuna de que la vida cruzara nuestros caminos a finales de los 70’s, cuando era Rector y ahí fue que iniciaron nuestros puntos de coincidencia como el apoyarle cuando fue Secretario de Salud, en su campaña para Diputado Federal o cuando asumió como Secretario de Educación Estatal. Años después saludarle como Subsecretario de Educación o representante en la Unesco y entrevistarle para la radio como candidato a Gobernador.

Invariablemente me obsequió una sonrisa y un saludo cariñoso. Su vida y logros, esos de los que nunca presumía, fueron motor de inspiración para muchos entre los que me incluyo.

¡Gracias Doctor Todd! ¡Gracias por todo, gracias por tanto, gracias por siempre!

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Vía / Autor:

// Francisco Tijerina Elguezabal

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Autor: lostubos
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