Por Francisco Tijerina Elguezabal
No siento el menor deseo de jugar en un mundo en el que todos hacen trampa. // François Mauriac
Creo en la democracia como creo en los partidos políticos como fórmulas para que los ciudadanos elijan a sus gobernantes.
Me parece que es un exceso el que existan tantos partidos y que la comunidad deba darles dinero público para que existencia, por lo que considero que deberían hacerse ajustes a fin de acotar el número sólo a unos cuantos y endurecer los requisitos para su aprobación, además de incrementar la vigilancia y supervisión de la manera en que se gastan esos recursos.
Y como creo en los partidos, considero que ya va siendo tiempo de que nuestros legisladores federales y locales, de todo el país, hagan algo por sus votantes y representados, con respecto a respetar la voluntad popular manifestada en cada voto en las elecciones. Porque a final de cuentas no votamos sólo por candidatos, es decir personas, sino también por un partido; así es como funciona.
Por ello como que ya es hora de que todos los partidos, por su propio bien, vayan poniéndose de acuerdo en legislar para que de una vez por todas se termine el chapulineo y chaqueteo de colores que constituye una falta de respeto al deseo hecho sentir por los ciudadanos en las urnas.
Me parece válido el que un político tenga aspiraciones y que busque saltar a otro puesto; lo que no creo que sea legal, ni justo y mucho menos correcto, es esa oprobiosa manera de cambiarse de partido, como si se tratara de calzones.
¿Qué se postuló por tal instituto político usted y su suplente? ¡Pues nada, que ahí se queda y si se pelea con sus compañeros tal vez, y sólo tal vez, tenga el derecho de dejar su bancada o su partido, pero se va de independiente, sin colores y mucho menos prerrogativas, a comer las sobras que le dejen!
¿Qué es alcalde y se postuló por tales colores? ¡Pues ahí se queda y en caso de que renuncie a su partido no tendrá el derecho de reelegirse por un periodo más!
Con ello se terminaría con tentaciones y la posibilidad de que se compren o vendan políticos o que se les presione para que cambien de color.
Insisto, se votó por un candidato(a), pero también por un partido, porque de otra manera no ocupamos a estos últimos y de ser así pues les vamos dando mate (de jaque mate, que no de la infusión) y de paso nos ahorramos un titipuchal de dinero.
Respetar el voto es esencial.