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Por Félix Cortés Camarillo

El discurso público del presidente López incide con demasiada frecuencia en su condena a la política neoliberal, cuyo principal introductor y representante es Carlos Salinas. La más importante manifestación real de esa conducta económica ha sido sin duda la unidad comercial de los tres países que integran Norteamérica: México con Canadá y los Estados Unidos.

Pese a lo que esgrime con frecuencia el presidente López, nadie en este país puede negar los beneficios que a nuestra economía dicha alianza ha traído, en términos de apertura de mercados e incluso de generación de empleos. Menos analizado es el hecho de que esa fusión no es pareja: a nuestro país se le asigna el papel de proveedor de fuerza de trabajo calificada y barata y de mercado ávido de mercancías oropelescas, con escaso avance en la capacitación de los mexicanos para que accedan a trabajos mejor remunerados o, mucho menos a la apertura de abundantes plazas de trabajo legales mejor pagadas arriba el Norte.

De cualquier manera, así como la asociación comercial ha raído beneficios ahora estamos viendo dos manifestaciones peligrosas de la tal cercanía. 

En los Estados Unidos una huelga sin precedentes en tres de las principales fábricas de automóviles ha puesto de cabeza a esa importante industria. Pues resulta que las tres ocupan para su operación cotidiana de los suministros  de las plantas maquiladoras mexicanas que proveen de las partes que las ensambladoras requieren para armar sus autos. Estamos a unos días, tal vez horas, de que las fábricas mexicanas de autopartes tengan que cerrar o acudir a medidas similares porque sus principales clientes están en huelga.

Estábamos en eso cuando se desató una de las manifestaciones de la crisis migratoria que invade México. La ferrocarrilera norteamericana a la que Zedillo regaló los ferrocarriles nacionales de México ha tenido que frenar prácticamente toda la operación de sus trenes cargueros: ellos son usados por los miles de migrantes que se trepan a los techos de sus vagones para que los lleven a la frontera con los Estados Unidos para pasar la línea fronteriza y encontrar –creen ellos- solución a su miseria. Tres mil seres humanos en un solo día llegando a Piedras Negras para dolor de cabeza de Eagle Pass. Pero eso es solamente en un día. La Southern Kansas City (México) que así se llama la empresa, dice perder millones de dólares al día por esa medida y exige al gobierno de México una solución, que  no es fácil.

Ambos asuntos son serios y Lopitos no puede cargárselos al deber de los gobiernos del pasado. La globalización, el globo, se ha pinchado. Son problemas de aquí y de ahora y que tiene que resolver.

Y eso que no hemos hablado de la huelga de actores y escritores del entretenimiento de los Estados Unidos.

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Hoy es jueves. Según el gobernador de Nuevo León y el presidente López los regiomontanos ya deben estará recibiendo los dos mil quinientos litros por segundo del pomposamente inaugurado acueducto del Cuchillo II. Todos sabemos que esa agua no va a llegar, al menos no en esa cantidad. Quedará de manifiesto, una vez más, quién dice la verdad.  

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: lostubos
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