Por José Francisco Villarreal
No me gusta hacer citas largas pero haré una excepción. Ahí va: “La soberbia de estos republicanos no les permite vernos como iguales sino como inferiores; su envanecimiento se extiende en mi juicio a creer que su Capital lo será de todas las Américas; aman entrañablemente a nuestro dinero, no a nosotros, ni son capaces de entrar en convenio de alianza o comercio sino por su propia conveniencia, desconociendo la recíproca”. Esto lo escribió don José Manuel Zozaya y Bermúdez, el 26 de diciembre de 1822. Fue el primer diplomático mexicano en presentar credenciales ante el gobierno de los Estados Unidos, de parte del primer y último emperador mexicano, Agustín Primero (y último). ¡Ojo! Cuauhtémoc no fue emperador de México sino Huei Tlatoani, y sólo del Valle de México; incluso, ni el “joven abuelo” fue el último, sí lo fue don Luis de Santa María Nanacacipactzin, cuando formalmente desapareció el cargo, 50 años después de la muerte de Cuauhtémoc. Y Maximiliano no fue emperador de México, porque desde 1823 a la fecha no ha sido abolida la República. ¿Qué tal con Zozaya? Agudo el señor, ¿verdad? Y además, medio profeta, porque apuntó más adelante: “En las sesiones del Congreso General y en las sesiones de los estados particulares, no se habla de otra cosa que de arreglo de ejército y milicias y esto no tiene sin duda como objeto que el de miras ambiciosas sobre la Provincia de Texas”.
La diplomacia mexicana en relación con Estados Unidos tiene una larga y difícil historia. En general, los diplomáticos mexicanos en Washington debieron tener un caparazón de anquilosaurio, y la impasibilidad de San Bartolomé Apóstol, el desollado vivo. Viendo las observaciones de Zozaya, que incluso tienen antecedentes virreinales, me pregunto qué sucede en esa nación de inmigrantes donde se engendra una superioridad universal, colonialista y dominante en muchos (no todos) de sus ciudadanos. Recordaba esto recién, cuando comía unas hojarascas y leía que el millonario gringo (republicano) Vivek Ramaswamy hijo de inmigrantes indios (de la India), amenaza con ayudarnos a combatir el narcotráfico en México, invadiendo el territorio con tropas, o invadirnos a secas si nos negamos. Nosotros los norteños, que somos un poco gringos de petate, no creo que aceptaríamos la amable oferta de esta suerte de orate trumpista. A lo mejor sí lo haría Vicente “comes y te vas” Fox, que como presidente fue tan solícito (mi agüelo le diría “nalgasprontas”) a los caprichos gringos.
Entiendo la convicción política de Vivek. Su religión es el hinduismo. El logo del Partido Republicano es un elefante. Ganesha es un dios indio con cabeza de elefante. Debe haber algo de nostalgia mística, aunque el sublime Ganesha represente valores y virtudes que no existen en los estatutos del partido gringo, o si se halla alguna significa otra cosa. Es de admirar entonces la labor del excanciller mexicano Marcelo Luis Ebrard Casaubón, cuando lidió con nuestros vecinos norteños. Por lo menos le tuvieron la consideración de no burlarse públicamente de él, como sí lo hicieron Obama y Trudeau con Enrique Peña Nieto. Y bueno, don Marcelo no ha querido quedarse atrás de EPN, y ahora se burla de sí mismo, un día sí y otro también. El eterno candidato a la presidencia de México en el siglo XX, don Nicolás de Zúñiga y Miranda, redivivo.
Estados Unidos, que no los estadounidenses, no puede ocultar su interés por las cosas de México. A estas alturas, otros países, gobiernos, cárteles de negocios legítimos e ilegítimos, y todo tipo de grupos, asociaciones, cofradías, rebaños, murgas, tampoco pueden ignorar a un país que sobrevivió decorosamente a un largo y penoso sitio a dos fuegos. Uno, externo, contra un desastre económico mundial causado por una pandemia y una guerra en Eurasia. Otro, interno, dirigido por fuerzas económicas encabezando a sombríos entes políticos e instituciones gubernamentales viciadas, incluyendo, sorprendentemente, a la Justicia.
En este momento, el interés no puede ocultarse, ni el objetivo. Las coyunturas no sólo sirven para articular el movimiento, también para arrodillarse. Y México está en una coyuntura social muy importante frente a las elecciones de 2024. A mí me divertía mucho el dicho de don Andrés acerca del “nado sincronizado” en los medios, la “coincidencia” de temas en su contra desde titulares y columnas. Por supuesto que lo entendía, aunque yo no le hubiera llamado con el nombre de una disciplina deportiva. Los detractores de este gobierno son admirables, como las víctimas de Basilio II “bulgaroktónos” en el siglo XI: 15 mil ciegos guiados por un puñado de tuertos. Ninguna estrategia nueva, ninguna propuesta social, ningún manifiesto político novedoso… De hecho, nada de política; es la praxis de la estampida. Así se desplieguen todo tipo de artimañas escandalosas y/o amenazantes, no hay un solo intento por establecer un diálogo con los verdaderos interesados en la sucesión para este régimen, que no son las organizaciones políticas sino los electores. Ante nuestros azorados ojos de derechohabientes electorales, sólo se exhiben, se esponjan como guajolotes en celo. No debe estar muy bueno un mole con estos plumíferos saturados de feromonas.
La tónica, a la que se suman hasta gringos y gabachos, no tiene qué ver con el interés de la sociedad mexicana. Fuerzas externas y paleros internos luchan desesperadamente por imponer una forma de gobierno alejado de la base social. No es que la 4T sea la mejor opción, porque debe haber mejores, pasa que la otra es la misma de siempre, la que hace muchos años demostró que no es una opción aceptable para una democracia. No se trata de una propuesta opositora, se trata de una imposición. La revancha de la dictadura perfecta. No creo que andando el proceso electoral y en marcha las campañas, haya más del frente opositor. No tienen ideas, tienen nostalgia. No se oponen, descartan. No pretenden ser una alternativa sino la única opción.
Leía a un agudo crítico, de los que hociconean duro pero con argumentos, que la repentina “inestabilidad”, sobre todo en inseguridad, no es casual. Estoy de acuerdo. Ya lo había pensado también. Lo había descrito como un frenético intento de demostrar que este régimen no debe tener continuidad, DESCARTAR a los candidatos morenistas aún sin saber quiénes son y que proponen. Lo interesante, y muy alarmante, es que coincidan incidentes que, al reiterarse, dejan de ser eventuales para convertirse en sistemáticos. Secuestros, asesinatos, masacres, bloqueos, traiciones políticas, desplantes de magistrados, mentiras pontificadas, presiones extranjeras… El objetivo es común, es político, es electoral. Y si factores tan distintos coinciden en lugar, tiempos y objetivo, se trata de una estrategia coordinada. Y una estrategia coordinada sólo puede lograrse por afinidad entre quienes la despliegan. En pocas palabras: desde delincuentes comunes nacionales hasta sanciones económicas internacionales, pasando por personajes políticos y económicos, estaríamos delante de un frente verdaderamente ampliado más allá de nuestras fronteras, una colusión que pone en el mismo nivel, del mismo lado, contra el mismo adversario, a criminales, políticos, empresarios, líderes, gobiernos… Ahora veo que la coalición político-empresarial no era un ejército nacional sino una guerrilla internacional. Y nosotros, los ciudadanos, somos el campo de batalla que anuncia una invasión, el secuestro de la administración pública, el sojuzgamiento de la base laboral, el despojo de recursos naturales, la restricción de los derechos humanos, la farsa de siempre, pero ahora con una amenaza adicional, el revanchismo.
¿O qué? ¿A alguien le parece casual la inseguridad evidenciada en Nuevo León? ¿Las habladas de Vivek? ¿Las sanciones de Estados Unidos contra México? ¿El interés de políticos españoles? ¿Los secuestros y asesinatos múltiples perpetrados por el crimen organizado? ¿El otro crimen organizado que llamamos Poder Judicial protegiendo, liberando o exculpando a sinvergüenzas? ¿La “verdad histórica” meneada por la comentocracia para llevarla a niveles de “verdad histriónica”? A estas alturas creo que hasta la Naturaleza está coludida contra la 4T y contra los mexicanos. Tengo la sospecha de que si Samuel García no fuera una posible opción electoral que rebasa en preferencias a la frentista, hoy estaríamos en santa paz: habría agua en todas las tuberías; habría movilidad en el transporte urbano; las presas estarían llenas; empresarios, políticos y trabajadores estarían felices; habría torneos de pesca en el río Santa Catarina y canotaje en el arroyo Topo Chico; y hasta llenos totales en festivales y parques públicos; ¡llovería! Tierra de leche y miel. Pero parece que también hay que neutralizar a la oposición de la oposición, aunque sea una oposición todavía virtual, naranja e involuntaria. ¿De ese tamaño es el “compló”? Me intriga mucho… ¿quién es la verdadera oposición a este régimen? Porque los pupilos de don X, y él mismo, a estas alturas, no parecen ser más que meros escaparates.
En fin. ¡Dios dirá! Siempre dice, aunque no le hagamos caso… sobre todo yo. Mejor concluyo con una cita, nada más para redondear. Y una cita autorizada desde la inspiración divina, no un arrebato de las redes sociales. Larga, porque debo callarme durante un tiempo por prescripción médica, no por miedo ni cautela. San Mateo, el evangelista, escribió: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis”.
¿Os atreveríais a morder manzanas de ceniza? Eva fue más inteligente, por lo menos eligió un pecado suculento.