Por José Jaime Ruiz
El Premio Xavier Villaurrutia, Guillermo Sheridan, pasea por los caminos de la amargura y se enrumba hacia su labor diaria de ser el pinche en la cocina política de su patrón, Enrique Krauze. Guillermo quiere atizar la leña, pero poco sabe de física y de química. Sheridan, como crítico político, no suele ser muy riguroso y es parte de la industria del rencor y la descalificación de la 4T, del presidente Andrés Manuel López Obrador y, ahora, de Claudia Sheinbaum.