Por José Jaime Ruiz
El 2024 no será el 2018, no puede serlo. Mientras Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, fue un títere del PRIAN, Samuel Alejandro García Sepúlveda ha confrontado a la mafia del poder político que pretende tener secuestrada a la vida pública de Nuevo León. Años diferentes, condiciones diferentes. Morena viene impulsando desde hace un lustro una Cuarta Transformación en el país y el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene como tarea desmantelar el neoliberalismo y sus extensiones en política, Poder Judicial y organismos “autónomos”.
El Bronco fue una mala broma para Nuevo León al amparo de la corrupción y la impunidad “amafiándose” con el priista Francisco Cienfuegos y el panista Zeferino Salgado. Ahora las circunstancias son diferentes porque el gobernador de Nuevo León trata, a su vez, de desmantelar el secuestro que tienen los “prianistas” del Congreso, el Tribunal Superior y, entre otros organismos, la Auditoría Superior. Y, sin embargo, ahora los integrantes de la cúpula del PAN tienen expedientes abiertos en la Fiscalía General de la República y la Unidad de Inteligencia Financiera.
En una democracia todo ciudadano puede optar por ejercer su derecho a votar y ser votado. Y los nuevoleoneses pueden ejercer su derecho a votar o no votar por Samuel Alejandro si no gana la Presidencia y si quiere lanzarse después por otro puesto de elección popular, si lo castigan en el futuro o no.
La realidad es que a García Sepúlveda lo reconocen hasta sus críticos mediáticos y mantiene un buen nivel de aceptación en Nuevo León. Ningún gobernador había procurado tanta inversión extranjera, la inversión social y el combate a la pobreza sigue dando frutos gracias a Martha Herrera, aunque hay graves problemas en inseguridad y feminicidios que hay que atender.
El Bronco no tenía ninguna oportunidad en 2018. El momentum de Samuel Alejandro es clave para que, pragmáticamente, el gobernador contienda por la Presidencia: Xóchitl Gálvez ya llegó a un techo que parece piso, no avanza ni avanzará; Marcelo Ebrard fue una desilusión y está cerrado por derribo; con texto y contexo, Claudia Sheinbaum crece prácticamente sola.
Para quienes no comulgan con la 4T, con López Obrador y Sheinbaum, la candidatura de García Sepúlveda sería una opción real porque es probable que la elección no se vaya a tercios. No sé si le alcance el tiempo y la propuesta, lo que es innegable es que Samuel Alejandro sabe venir de atrás y supera condiciones críticas, en las elecciones para gobernador empezó en un cuarto lugar y ganó por diez puntos; en la crisis hídrica, superó, de la mano de la federación, el problema social. Si algo tiene Samuel Alejandro García Sepúlveda es que sabe vivir su vida con arrojo.
