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¿Por qué corre Samuelillo?

Por Félix Cortés Camarillo

En 1941 Budd Schulberg publicó en los Estados Unidos una novela que lleva como protagonista a Sammy Glick y que en castellano se llama ¿Por qué corre Samuelillo?. Este era un hombre agresivo, despiadado, egocéntrico y carente de principios, dedicado a conquistar el poder a costa de lo que fuese. Cualquiera de nosotros pensaría que era un prototipo del político mexicano, pero no es así: se trata de un arribista en el mundo de Hollywood, en el inicio del auge del cine sonoro.

What makes Sammy run? Es considerada uno de los mejores retratos de los intestinos de la industria cinematográfica norteamericana. Schulberg los conoció de cerca: su padre, Benjamin Percival Schulberg fue un prolífico productor del cine que se mantuvo por años al frente de la Paramount, descubriendo entre otros a Claire Bow, Montgomery Cliff, Cary Grant, Maurice Chevalier, Marlene Dietrich y otros. 

Uno se preguntaría en Nuevo León ¿por qué corre Samuelillo? Que tiene tal urgencia en dejar la gubernatura de su estado para aspirar a la candidatura a la grande que le insinúa Dante Delgado Ranauro por el Movimiento Ciudadano, organismo tentado a  convertirse en el nuevo PRI que sustituya a la vieja Morena, que viene siendo lo mismo.

Dice Samuel García que, el otro día en un festejo regio, el expresidente Bill Clinton le susurró al oído “tú serás rey”. Como yo no frecuento los arrabales del TikTok, reconstruyo que el güero le dijo algo así como: “go for it. Age doesn´t matter but the message”.  Un champurrado compuesto de las brujas de MacBeth y Marshall McLuhan.

Lo que Dante no le ha enseñado al gobernador viajero es que la política es, entre otras muchas cosas, el arte de negociar, y nuestro Samuelillo no quiere negociar con el Congreso que da la maldita casualidad le tiene que autorizar la licencia a dejar el cargo para irse, como lo hizo el Bronco hace seis años en pos de la presidencia de la República. Y fracasar como él.

El asunto es que Sammy no puede repetir el numerito que hizo Jaime, dejanado la gubernatura en manos de su secretario de Gobierno, Manuel González, que le había patrocinado las firmas a las que debía su candidatura “independiente”: El Bronco tenía mayoría en el Congreso de Nuevo León. Sammy no, y por ahí le pueden meter al Palacio de Gobierno más que un caballo de Troya un regimiento de caballería.

El compadre de Sammy, Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey, se muestra más prudente: no es el tiempo. Pero a Samuelillo, como al de Hollywood, le falla el reloj.

PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Hubo un tiempo en que al decir uno en el extranjero que era mexicano, la primera palabra que brotaba del otro lado era Acapulco. Hoy Acapulco ha resultado sinónimo de ineficiencia del gobierno federal y todas sus instituciones, de las fuerzas armadas al presidente del país. Quince horas después de que el siniestro categoría cinco dejara al puerto sin energía eléctrica, sin comunicaciones y sin asistencia los damnificados, el estado mexicano “no sabía” qué había pasado. Ni recuento de daños, ni medidas de remedio, ni asistencia humanitaria. Un verdadero ejemplo.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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