Por Félix Cortés Camarillo
Acabada la estupidez colectiva que se llamó Revolución Mexicana, esa combinación de saqueo de haciendas, retraso en el campo, y brutal matanza entre cofrades que todavía no se podían llamar compatriotas, a Carranza y a Plutarco Elías Calles se les ocurrió inventar el estado mexicano, unificando a todas las pandillas bajo las siglas de un partido político que repartiera el botín.
Unos veinticinco años después, al terminar a bombazos atómicos la Segunda Guerra Mundial, entre Roosevelt y Churchill diseñaron la Liga de las Naciones en San Francisco, precursora de lo que hoy se llama ONU.
Usando un lenguaje políticamente correcto, que a mí me resulta repugnante, ambas entidades sirvieron para dos cosas: para nada y para una fregada.
Bien hubieran podido, los ahora tres, acudir cinco siglos antes de Cristo, a don Antístenes, un imberbe discípulo en Grecia de Gorgias, que acabó enamorado de Sócrates al grado de, seguidor intenso, estar presente en su muerte. Estaba convencido, con su maestro, que el sentido de la vida era la virtud y no el placer. Yo no voy por ahí, eh, luego hablamos.
Supuestamente, y no hay documentos que lo prueben, Antístenes es el fundador del cinismo; una escuela que rechaza los convencionalismos sociales y la moral común. El diccionario de Oxford, que me parece cada vez más confiable que el de la Real Academia, dice que los cínicos son personas que “mienten con descaro y defienden o practican de forma descarada algo que merece general desaprobación”. A mí me lo parece que la mejor definición del cínico es lo que hace cada político en México.
Estamos requetebién, dice el presidente López, que exhibe una día sí y otro también, una supuesta encuesta en la que mundialmente el único mejor gobernante que hay antes que el nuestro es de la India. Y Acapulco no tendrá amarga navidad este año, dice. Y los viejitos vamos a recibir el doble de la limosna que nosotros mismos pagamos cada dos meses. Y por ahí….
Pero si me quieren pedir una muestra suprema del cinismo, entérense por favor que hoy martes 21 de noviembre, en punto de las nueve de la mañana, se inaugura la Convención Anual y Expo ANEAS 2023. Para que no le quede duda a nadie, ANEAS quiere decir Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento de México. Están ahí 14 países latinoamericanos, además de Singapur, Kenia y Qatar, me dicen. Van a resolver supuestamente, la crisis hídrica de Nuevo León.
Aquí sí me perdí en el marasmo del cinismo.
Yo me recuerdo, hace unos cuatro meses que el itinerante gobernador de Nuevo León, Samuel García, dijo que la deficiencia del agua de la zona metropolitana de Monterrey estaba resuelta para los próximos 50 años. También tengo una vaga idea de que el acueducto Cuchillo II se ha inaugurado varias veces, con presencia de Lopitos y todo.
Claro que, sin explicar que una cosa es el agua y otra el tubo que debe transportarla. Nos mandaron por un tubo, vaya. Creo que hay que tomar costumbre.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Todos tenemos nuestros muertos. Los palestinos en Gaza dicen que ya cuentan casi catorce mil, de ahí niños la cuarta parte. El estado de Israel afirma que, si está bombardeando los últimos hospitales de Gaza, es porque en sus sótanos los guerrilleros Hamas tienen sus cuarteles, y muestra filmaciones de los túneles. ¿Quién tiene la razón?
Solamente la muerte y el cinismo.
felixcortescama@gmail.com