Por José Francisco Villarreal
La derrota de Samuel García es a todas luces relativa y temporal; la victoria del Congreso estatal y Claudio X., también. Samuel es bastante joven y tozudo como para que su ambición para ser presidente no se desvanezca ni a corto ni a largo plazo.
La crisis de gobierno en Nuevo León no fue de gobernabilidad, fue y sigue siendo electoral. La reasunción del cargo como gobernador constitucional fue una retirada necesaria.
El Congreso o, mejor dicho, esa camarilla que lo controla, tendrá que aceptar al joven García como gobernador, en tanto sus electores no lo desistan a él, y hasta ahora no tienen manera de hacerlo. No es remoto que la pandilla legislativa insista en usar sus influencias en el “Cártel de la Toga” para imponer, aunque sea por unas horas, a su “niño dios” en el pesebre de cantera. Pero eso sólo expondría que uno de sus objetivos prioritarios era ejecutar un golpe de Estado para que el PRI y el PAN controlaran la administración estatal. Sí, tendremos show para rato. El prianismo y Movimiento Ciudadano seguirán en su lucha local por controlar la administración estatal. Por ahora han metido zancadilla al gobernador… ¡Vaya triunfo prianista! Unas horas de interinato para acentuar aún más la crisis que, no lo olvidemos, la inició un grupo de diputados locales.
Sí, el Legislativo y Ejecutivo tenían pugnas anteriores, pero la candidatura de Samuel es otra cosa y a otro nivel. Es verdad que no hay una ley que dicte que un gobernador interino deba ser del mismo partido que el gobernador ausente. No la hay porque no es necesaria, el Congreso debe responder al mandato de los ciudadanos expresado en las urnas; la selección del Congreso debe corresponder al proyecto de gobierno votado. No fue necesaria esa ley cuando Sócrates Rizzo y Fernando Canales abandonaron la gubernatura. Desde la unción de Arturo Salinas como gobernador interino se vio que el grupo prianista del Congreso local usaría una facultad legislativa para extorsionar al gobernador con licencia. Un golpe de Estado en toda regla. El nombramiento del vicefiscal sólo confirmó la estrategia. La insistencia prianista en desestimar el regreso de Samuel García a su cargo, de condicionarlo a legalismos, exhibe la voracidad de esa siniestra camarilla.
Si los recursos legales usados por Samuel García para dejar el cargo e imponer un encargado de despacho pueden ser cuestionables, los recursos del grupo prianista en el Congreso son más que cuestionables, ¡son repugnantes! Eso no es democracia sino golpismo puro. Los ciudadanos reyneros están claramente hartos de este lastimoso espectáculo.
La concordancia de la “crisis” inducida en Nuevo León con la crisis de las precampañas electorales no es coincidencia. El “Herodes” de este proceso electoral nacional, Claudio X. González, y sus “reyes magos” Marko, Alito y como se llame el reyezuelo del ictérico PRD, han obtenido, por ahora, una victoria más que inútil, ¡contraproducente! Desde el Bravo hasta el Suchiate, hasta el más ingenuo ciudadano entendió que sacar a Samuel de la jugada era, por una parte, para no desnudar más la desnutrida campaña de Xóchitl y que, si ya han asumido que no va a ganar, por lo menos quieren que tenga suficientes votos para completar la cuota de “pluris”. Una cuota urgente, ya no tanto para lograr mayoría en el Congreso de la Unión, sino para blindar a la mayor cantidad de pillos por la vía del fuero. Esta crisis neoleonesa demostró a todo México, y a quien quiera entenderlo, la injerencia de intereses económicos, pactos sediciosos e ideologías tóxicas en el proceso electoral mexicano. En ningún momento, ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD, y mucho menos su mentor-gerente Claudio X. González, han desplegado campañas que tengan qué ver con una propuesta democrática para el país. Obstruir la candidatura de Samuel no es una propuesta democrática, es una triquiñuela ajena al interés de los ciudadanos. Lo peor para esta plaga bíblica de langostas es que, así lo festejen y traten de imponer ese júbilo por medio de los mendaces columnistas y periodistas de costumbre, para el ciudadano de infantería estas trampas son incomprensibles e injustificables. La retórica del elector es directa, a sus ojos sólo se ve a un grupo de pandilleros (a los que se suma el Poder Judicial) atacando a un posible candidato bastante viable. Samuel derrotado se ve como la víctima, y los mexicanos, al menos los ajenos a lo que sucede en Nuevo León, no creo que festejen el “triunfo” de Claudio X., sino que, con “fuerza y corazón”, es más probable que se solidaricen con la víctima no con sus victimarios. Además, los ya convencidos por Samuel (¿9%?), y los que lo consideraban una posible opción, no van a perdonar a los “cardiacos”.
Pirro, el basileus de Epiro, fue más juicioso al ver el resultado de su victoria en el campo de la batalla de Ásculo. “Una victoria más como esta y regresaré solo a Epiro”, dicen que dijo. Claudio X., debería revisar ese episodio histórico, sobre todo cómo aliados y simpatizantes abandonaron al victorioso rey epirota. Al margen de las secuelas locales de esta “crisis” prefabricada, el impacto nacional no creo que favorezca a la oposición. Es verdad que el dúo dinámico Samuel-Mariana no restarán votos a la desangelada Xóchitl, pero eso no significa que le sumarán votos ni a ella ni al movimiento que la impulsa infructuosamente. Esta “derrota”, bien manejada, puede ser un argumento devastador en manos de los publicistas de MC. Para el elector es evidente la trampa orquestada por Claudio X., y sus secuaces. Y nadie ama a los tramposos. El demérito ya no es sólo para Xóchitl, ahora incluye a todo ese movimiento. Claro que hay razones para señalar a Samuel García por su manera de impulsar su precampaña y naufragar en legalismos, pero hay muchas más para señalar al “poder cardiaco” y al Poder Judicial por obstruir un proceso democrático. Dejar un cargo para buscar otro no atenta contra la democracia, y no sería la primera vez; en cambio, obstruir abiertamente una candidatura sí es un atentado a la democracia. Y esa es precisamente la estrategia que el frente cardiaco está desplegando, y no sólo contra Movimiento Ciudadano. Sin candidatos fuertes, sólo les queda bajar la calidad de los otros partidos al mismo nivel de mediocridad que ofrecen. Piso parejo: lodo y terracería.
Y por si fuera poco, el propio Claudio X., en un acto que ya no sé si es cinismo, o descaro, o ambos, ahora vuelve a pedir a Movimiento Ciudadano que se sume a su “movimiento”. ¿Es neta? ¿Después de haber bombardeado la estrategia electoral de MC? Allá Dante si acepta una alianza que acabaría siendo una subordinación, como lo fue para los desvanecidos y desvencijados PRI, PAN y PRD. Esa sí que sería una derrota. Absurda súplica la del sedicioso empresario, puesto que Movimiento Ciudadano, con o sin Samuel, se encamina a consolidarse como una fuerza política real, en cambio los partidos que pastorea Claudio luchan desesperadamente por salvar lo que se pueda, y no precisamente a México. No son los mismos objetivos, no son las mismas prioridades, no son las mismas estrategias. No admiro a Dante Delgado, pero ha demostrado ser infinitamente más astuto que la patética oposición. Por lo menos hasta ahora.
En lo personal, no me agradó que Samuel dejara su cargo para buscar la candidatura presidencial. Pero es algo que no debería tener mayores consecuencias y que le costaría más a él en caso de no conseguir la presidencia. Pero la crisis iniciada por un grupo de diputados locales a las órdenes de grupos, personas e intereses ajenos a Nuevo León, afectó ya a un proceso electoral nacional, y a todos los mexicanos. Esto no se puede quedar así, y las consecuencias serán mensurables en las urnas de toda la nación, no sólo en Nuevo León en donde el joven García estará tranquilamente preparándose para el 2030, si y sólo sí, es lo bastante cauteloso para manejar su enfrentamiento con el agresivo Congreso local que, después del 2 de junio de 2024, podría sufrir cambios mucho muy interesantes.
