Por Francisco Tijerina Elguezabal
Los recordaremos.
Y lo haremos pronto, no será necesario que pase mucho tiempo, apenas seis meses; en junio de 2024 para ser exactos, cuando al momento de cruzar las boletas electorales decidamos por quiénes votar.
Y al momento de hacer la fila y cuando tengamos en nuestras manos las boletas y vemos sus nombres, sus colores, sus partidos, será que emitamos nuestro veredicto y sentencia, nuestra íntima venganza, nuestra manera de demostrar lo que se ganaron a pulso.
Y les cobraremos la afrenta, les daremos en donde les duele, les haremos ver que su inexperiencia, su falta de oficio, su soberbia y tozudez fueron las culpables de esa profunda animadversión que les mandará a su casa.
Porque en junio del próximo año recordaremos, bien que recordaremos, los largos meses de un Centrito cerrado y los enormes costos sociales que ello tuvo; vamos a acordarnos la espera de hasta una hora para circular por Constitución en el corto tramo de Revolución a Félix U. Gómez; vendrá a nuestra memoria el tormento de ir por un solo carril por Ocampo o el suplicio de manejar a vuelta de rueda por Morones Prieto a cualquier hora.
Los recordaremos porque la herida es tan profunda que no podrá borrarse, que no importará quién sea el candidato, simplemente no nos apetecerá el volver a experimentar.
Y será entonces cuando empiecen a preguntarse qué ocurrió, en dónde fue el error, en qué se equivocaron. Pero será demasiado tarde, porque el agravio ha sido grande, ha sido por mucho tiempo y, lo peor, ha sido muy cerca de las elecciones.
Los vamos a recordar.