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COP 28: el desprecio por la ciencia

Por Carlos Chavarría

Han transcurrido cuatro décadas desde la primer reunión de partes involucradas en la solución de problemas medioambientales y han sido el más claro ejemplo de cómo la política que dirige el mundo desprecia la ciencia y las evidencias. En lugar de usar una política basada en el conocimiento todo se pretende dirimir mediante una abigarrada mezcla de intereses, emociones y complejos de superioridad insostenibles.

Recién concluyo la COP 28 de partes o países involucrados y comprometidos en hacer algo para atacar el problema del cambio climático que ya estamos enfrentando y el resultado es triste pero no sorprende a nadie. La humanidad esta atorada desde el Siglo XX cuando se trata de atender los problemas comunes a todos. Si no fuera trágico como es, resulta cómico que la COP28 se realizó en el centro de los países, cuyo único medio de vida es el petróleo.

Los resultados no son sino mas frases esperanzadoras que ya rayan en grandes mentiras. Para muestra baste el encabezado que promociona como logros de la 28:

 “Los responsables de las negociaciones de casi 200 países reconocieron por primera vez la necesidad de abandonar los combustibles fósiles. Aunque en Dubai no hemos pasado página a la era de los combustibles fósiles, este es el principio del fin, declaró el Secretario Ejecutivo de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, Simon Stiell, en su discurso de clausura. El Secretario General de la ONU, António Guterres, subrayó que la era de los combustibles fósiles debe terminar con justicia y equidad. Hay que apoyar a los países en desarrollo en cada etapa del camino, afirmó en la declaración de clausura de la COP28”. [https://www.un.org/es/climatechange/cop28].

Todo lo actuado y concluido en el IPCC, grupo de trabajo intergubernamental contra el cambio climático, integrado por científicos dedicados de todo el mundo al tema, no sirvió de nada para mejorar el estado de convicción para motivar alguna acción inmediata. [https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/resources/presentations-and-multimedia].

La COP28 fue otro más de los solemnes escenarios, primero para discursos los triunfalistas de la burocracia diplomática de la ONU y, después, para proclamas reivindicatorias en apoyo de los países más pobres (la mayoría), que simplemente sucumbirán ante los hechos.

La conclusión subyacente entre todas las posibles: ya se escogió como alternativa la de mitigar los efectos en lugar de cambiar los estilos de vida de la civilización basados en el consumo y el dispendio de recursos naturales.

Fue así porque el bloque de los países desarrollados, y causantes en su mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, no están dispuestos ni a reducir su nivel de vida, como tampoco a destinar recursos para acelerar los medios tecnológicos de defensa ante las consecuencias del atentado que estamos cometiendo contra la naturaleza y la propia vida humana.

Sin decencia alguna, sin consultar a las comunidades acerca de la distribución de los costos consecuenciales y aduciendo argumentos no morales, un grupo seleccionado por los centros de poder de 8 países, se convierten en los representantes de la corriente negacionista llevándonos hacia un post-humanismo del que no conocemos ni siquiera su confuso perfil.

Estamos sumidos en la mayor de las negaciones. Sabemos por la evidencias que ya entramos en una zona de incertidumbre y a pesar de ello, el único criterio valido para actuar, será la estulticia de unos cuantos personajes, como tantos que transitan en los vericuetos de la política, y que dictaran el futuro para luego disiparse en medio de las tormentas que crean.

Preparémonos para una humanidad dividida entre el grupo que dispondrá de recursos para “aliviar” sus problemas y el de masas de migrantes en búsqueda de cobijo y sustento. Vamos a ver si la política sin moral prudencial sirve más que la ciencia y el conocimiento.

Todos los pecados cometidos por el renovado oscurantismo ético y moral que nos motiva y dirige, así como el ayuno humanitario que vivimos, nos habrá de convertir en el peor ancestro de las generaciones por venir y que nos estudiaran tratando de aprender a diferenciarse tardíamente de nosotros.

“La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad”. Aristóteles.

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Vía / Autor:

// Carlos Chavarría

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Autor: stafflostubos
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