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Por Félix Cortés Camarillo

Hemos visto en la televisión, cada vez que salen imágenes de los grandes puertos del mundo, cargando y descargando las cajas traseras de los trailers, que una gran cantidad de ellas lleva las siglas MAERSK. Esta empresa danesa, nacida en 1904, es aparentemente la principal transportadora de mercancías en el mundo. Acaba de cambiar las rutas de sus barcos, que pasan por el Mar Rojo rumbo al Canal de Suez, y a partir de hoy ya se avientan la circunnavegación de África entera, dándole vuelta al Cabo de Buena Esperanza para aparecer en los puertos de Europa.

El asunto es que los terroristas hutíes, un grupo islámico de Yemen que es patrocinado por Irán, andan dando lata en el Mar Rojo, atacando barcos cargueros: ya secuestraron a uno completito y está en Yemen: resulta que es propiedad de una compañía inglesa con capital de un magnate israelí. Los hutíes dicen que andan encabronados con Israel por el tema de Gaza, y que solamente joden a los barcos que tengan que ver con la estrella de David. Pero el asunto es de todos.

Cuando el imperio otomano cortó la ruta de la seda, que por larga tierra venía de Asia a ponerle pimienta y otras especias a la comida de Europa, entre otras cosas, los colonialistas ingleses inventaron el Canal de Suez, muy suyo de ellos hasta que apareció Nasser. Por ahí pasa más del diez por ciento de las mercancías que llegan a Europa. Y que ahora, tiempo de botellas de vino navideño y champaña de fin de año, tiene un cuello de botella. Las mercancías van a tomar más tiempo en llegar. En consecuencia, van a ser más caras. Y en esta economía globalizada, lo que pasa en un lado levanta un chipote en otro. Esperemos todos, mexicanos, un nuevo golpe a la inflación. 

Claro, para que suba. 

PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): El pasado lunes, una buena mitad de los habitantes de Monterrey, que estábamos rumiando el fatal juego del campeonato de futbol, recibimos una adicional patada en las gónadas. A Don Alfonso Martínez Muñoz, que cobra como secretario del Medio Ambiente en el gabinete de Sammy, se le ocurrió explicarnos la principal causa de la contaminación ambiental de la capital del estado. Según este señor, se trata de la tradición culinaria de cocinar y comer en día de partido, carne asada.

No, no es la refinería de Cadereyta, ni la industria aquí concentrada sin vigilancia ni control, no es Ternium y sus nuevos aceros, no es el parque vehicular duplicado en un lustro con autos viejos y carentes de verificación de contaminantes, no. Son las parrillas, braceros, o asadores, repletos de carbón ardiendo para ver luego la derrota de los Tigres. 300 mil familias, dijo el baboso este, hicieron carnita asada ese domingo. A ojos de buen cubero y promedio de 3.3 personas por familia, TODOS los regiomontanos estuvimos contaminando nuestros aires ese domingo por nuestro carnívoro apetito.

Se necesita ser un retrasado mental para llegar a tan peregrina conclusión. Ahora, los que dicen que conocen al señor Martínez Muñoz afirman que él sí sabe del tema, no como el ignorante y enchufado anterior titular del Medio Ambiente, al que entró a sustituir hace un par de semanas puesto que el dueño de la plaza anda lanzándose en pos del voto.

Si así fuere, que es un experto en polución, es doblemente pendejo.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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