Por Félix Cortés Camarillo
Le leyenda bíblica, consignada solamente por Mateo de los cuatro evangelistas, afirma que el sátrapa Herodes, advertido por sus adivinos que había nacido un niño predestinado a ser el rey de los judíos, ordenó la masacre de todos los recién nacidos en sus dominios. La radical medida precautoria, de ser un hecho históricamente válido, se estima que los muertos hubieran sido dos docenas a lo mucho. De todas formas, poco se refiere a los asesinados como “inocentes” y por lo general solamente se les llama infantes.
La tradición mexicana se queda con el término inocentes pero tuerce el cuento por la vía de que la inocencia aquí es equivalente a tontería; de la misma manera que los gringos disfrutan el fool´s Day en abril al modo de los europeos. De esa manera, hoy 28 de diciembre se hace escarnio de la candidez de los que prestan dinero, creen en las mentiras o confían con simpleza en las promesas falsas.
En ese sentido tan acendrado entre los mexicanos, especialmente las clases medias y bajas, este día de los inocentes es una festividad a todo tren. Unos más, otros menos, todos nos hemos encontrado con manifestaciones de arrepentimiento de quienes, ante el hartazgo y las frustraciones sucesivas de los gobernantes recientes se comieron el anzuelo de la transformación, en la esperanza de un cambio positivo. Algo semejante a la elección de Milei en Argentina, cuyos votantes tuvieron conciencia de que su país más abajo ya no podía caer. Ahora, con la nueva política fiscal se están dando cuenta de que sí había algo peor.
Aquí, esa clase media arrepentida de haber votado por el presidente López difícilmente volverá a ofrendar su candidez a Claudia Scheinbaum, especialmente ante la insistencia de ella de ponerle segundo piso a la cuarta simulación. Fidelidad a muerte al antecesor, hecho que sin duda alguna es un ritual de la política mexicana que se abraza con la misma intensidad que habrá de ser abandonado en el mismo momento de que la banda presidencial cruce su pecho; cosa que aparentemente ya es inevitable. Así Echeverría se olvidó de la lealtad a Díaz Ordaz como López Portillo mandó a su amigo de juventud al más lejano punto del planeta, así fuera de embajador, y Zedillo persiguió hasta la cárcel al hermano de su antecesor.
De los arrepentidos se sirve Dios, suele decirse.
De los inocentes, los políticos mexicanos.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Ucrania y Rusia se verán obligados a un cese al fuego el año que comienza este lunes: va a tener elecciones generales en medio de la invasión de Putin sobre el territorio ucranio. En ambos casos serán elecciones meramente protocolarias. Se antoja difícil que Putin y su aparato burocrático enorme sea derrotado por la alta jerarquía militar que en gran número está inconforme con la invasión de Ucrania –unos por principio, otros por la estrategia con la que se ha llevado- y que está ansiosa de tomar el Kremlin.
