La fortificación por el gobierno egipcio de su pequeña frontera con la Franja de Gaza y las críticas desde Washington contra las declaraciones “inflamatorias e irresponsables” de altos funcionarios israelíes, alimentan los temores de que se cumplan las advertencias que hizo en octubre la principal experta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el tema palestino, Francesca Albanese, de que Israel ha puesto en marcha una “limpieza étnica” en Gaza, la expulsión de sus habitantes, como las que realizó en las guerras de 1948 y de 1967, “pero en una escala mucho mayor”; publicó MILENIO.
Las posturas de los ministros de Seguridad, Itamar Ben Gvir, y de Finanzas, Bezalel Smotrich, entre otras figuras del gabinete del primer ministro Benjamín Netanyahu, a favor de despoblar Gaza y colonizarla con judíos, no son nuevas: ambos las habían expresado cuando no tenían esos puestos de responsabilidad.
Pero ahora han insistido en ellas, públicamente y desde el gobierno, y además en el contexto de una invasión militar israelí que ya ha casi deshabitado el norte de Gaza y avanza hacia el sur.
El 31 de diciembre, en una entrevista en la radio del Ejército, Smotrich declaró que, si solo “hay 100 mil o 200 mil palestinos en Gaza, y no dos millones, todo el discurso sobre lo que pasará el día después [de la guerra] será diferente”, y que “para poder controlar militarmente el territorio, tendrá que haber presencia civil”, es decir, colonos israelíes.
Unas horas después, en una reunión de su partido Poder Judío, el titular de Seguridad Ben Gvir pidió “impulsar la migración de los residentes de Gaza” como “la solución correcta, justa, moral y humana”.
Ese mismo 1 de enero, en una reunión de su partido Likud, el propio Netanyahu le comentó a uno de sus parlamentarios, Danny Danon, que pidió enviar a los palestinos a “países en América Latina y África dispuestos a absorber a refugiados de Gaza”, aunque el principal obstáculo es precisamente ese, encontrar “países dispuestos a absorberlos, y estamos trabajando en ello”.
Esto provocó alarma también en Estados Unidos, cuyo Departamento de Estado emitió un comunicado de prensa diciendo que “esta retórica es inflamatoria e irresponsable. El gobierno de Israel, incluido el primer ministro, nos han dicho repetidamente que tales declaraciones no reflejan la política del gobierno de Israel. Deben detenerlas de inmediato”.
Nakba: de la negación al plan de acción
Francesca Albanese utilizó dos términos árabes para nombrar las expulsiones masivas de 1948, la “Nakba” o catástrofe, con 750 mil refugiados, y en 1967 la “Naksa” o derrota, con 350 mil.
“Israel ya ha llevado a cabo limpiezas étnicas masivas de palestinos bajo las nieblas de la guerra”, señaló el 14 de octubre de 2023, a solo una semana del inicio de esta fase bélica. “De nuevo, en nombre de la autodefensa, Israel lo está tratando de justificar”, apuntó la experta.
En un artículo en el portal israelí Local Call, publicado en junio, cuatro meses antes de esta guerra, el periodista Meron Rapoport y el analista Ameer Fakhoury explicaban que los líderes de derecha primero rechazaban que hubiera existido una ‘Nakba’.
“Durante décadas, no existió en la conciencia del público judío en Israel” pero luego, cuando distintos estudios demostraron lo ocurrido, “la táctica de la derecha empezó a cambiar: en lugar de negar la Nakba, empezaron a justificarla abiertamente”. Y ahora, la han convertido en “su plan de acción”.
En noviembre, el ministro de Agricultura Avi Dichter, también del partido Likud de Netanyahu, lo hizo explícito: “Estamos llevando a cabo la Nakba de Gaza, no hay manera de hacer la guerra con masas entre los tanques y los soldados”, sostuvo en una entrevista en televisión.
Cuando le pidieron clarificar su dicho, confirmó: “Nakba de Gaza de 2023. Así es como va a terminar”.
Gaza en caos permanente
De acuerdo con las Naciones Unidas, más del 85 por ciento de los residentes (1.9 millones de un total de 2.2 millones) ha tenido que dejar sus hogares y vive en albergues o al aire libre.
La orden de evacuación del norte emitida por el ejército israelí fue seguida de otras en la parte central, empujando a la población cada vez más hacia la frontera con Egipto.
Este país ha respondido con el despliegue de más de 100 mil soldados en los escasos 13 kilómetros de línea internacional, y con la construcción de un sistema de dobles y hasta triples muros y terraplenes capaces de contener una avalancha de refugiados, porque no está dispuesto a admitirlos.
En el norte de Gaza, la destrucción es total. Más allá de posibles objetivos militares, la fuerza aérea y los tanques israelíes han reducido a escombros escuelas, clínicas, mezquitas, iglesias, edificios administrativos de todo tipo, redes de servicios como agua, electricidad y comunicaciones, además de extensas zonas residenciales. Si a los refugiados les permiten regresar, no tendrán a dónde hacerlo.
“A Israel no le interesa que Gaza sea rehabilitada”, aceptó el general en retiro Giora Eiland, ex jefe del Consejo de Seguridad Nacional, en una entrevista con la televisora Kann, el 18 de noviembre.
“Una situación de caos permanente en Gaza, similar a la de Somalia, ¿es una situación con la que Israel puede vivir? Israel puede vivir con ella. Y quien sea que quiera cambiar eso deberá hacerlo bajo nuestros términos”.
Desaire a los amigos yanquis
Aunque abundan declaraciones de este tipo entre políticos y figuras públicas israelíes, Estados Unidos solo reaccionó ahora que las volvieron a hacer los miembros más prominentes del gobierno.
Le contestaron con desaires: “Tenemos en alto aprecio la amistad de Estados Unidos, pero con todo respeto, no somos otra estrella en su bandera”, reaccionó Ben Gvir.
Smotrich fue un poco más diplomático: «Tenemos que repensar y compartir con nuestros amigos de la comunidad internacional que esto [el despoblamiento de Gaza] traerá paz, seguridad y prosperidad a toda la gente de la región”.
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